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España

Alarma en la Generalitat por la baja movilización: los inscritos para la Diada clave descienden un 60%

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, durante el acto conmemorativo del Tricentenario de la Batalla de Talamanca.

A menos de un mes para la celebración de un crucial Onze de Setembre, fecha que conmemora la última defensa de Barcelona ante las tropas de Felipe V en 1714, el Gobierno de Artur Mas y las plataformas civiles que respaldan su plan secesionista se han encontrado con una adversidad inesperada: el nivel de movilización no es el mismo que el de hace un año. Las alarmas se han encendido en este sentido en el Ejecutivo catalán, consciente de que el futuro de la consulta independentista del 9-N, junto a la reacción del 'Gobierno Rajoy' y la Justicia y el desenlace de Escocia, pasa por la imagen que proyecte una Diada clave.

Según los últimos datos facilitados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), estructura civil que organiza la V humana del 11-S junto a Òmnium Cultural, los inscritos en esta manifestación suman 115.000 hasta el momento. Casi un mes después de que tales organizaciones soberanistas pusieran en marcha el proceso de adhesión -fue el pasado 17 de julio-, la cifra de registrados ha descendido un 60% con respecto al año pasado. Por estas fechas, la cadena humana que preparaba la Vía Catalana por la Independencia alcanzaba ya los 300.000 ciudadanos. Si bien es cierto que la campaña de adhesiones se inició un poco antes, en concreto el 4 de julio de 2013, las buenas sensaciones de entonces no eran las mismas que ahora. La certeza de un respaldo histórico es menor y los emplazamientos a la participación se multiplican casi a la desesperada. 

Precisamente, el amago que ha hecho esta semana el Gobierno catalán de aplazar la consulta si el TC impugna el proceso es visto por la oposición como un "gesto sólo de cara a la galería, dirigido a insuflar aire al independentismo", apuntan a este diario. Las mismas fuentes consultadas vislumbran en las palabras de la vicepresidenta catalana, Joana Ortega, y la posterior matización de su jefe, Artur Mas, "una estrategia de la Generalitat para encender las ansias separatistas con vistas al 9 de noviembre". El presidente de la Generalitat señaló este miércoles que "no tenemos un plan A, B o C, sólo tenemos un plan que es votar" y afirmó que cualquier decisión que tome será consensuada con el resto de partidos que apoyan la consulta. 

La oposición venen el amago de Ortega y la respuesta de Mas "una estrategia de la Generalitat para encender las ansias separatistas con vistas al 9 de noviembre"

Junto a la urgente necesidad de recabar a contrarreloj un mayor número de apoyos a esa Diada trascendental, el Ejecutivo de Mas también se ha propuesto marcar distancia con el pujolazo. El escándalo que salpica al expresidente de la Generalitat y a sus familias, con cuentas bancarias ocultas en Suiza, afecta a la credibilidad de CiU en plena incursión secesionista, con un alto riesgo de desmotivar y desincentivar a quienes optaron por la reivindicación soberanista en la calle durante estos últimos años.  

La presidenta de la ANC, Carme Forcadell, manifestó este miércoles que esas 115.000 personas inscritas para la Diada conforman todavía una cifra baja, "insuficiente" para "garantizar" la celebración de la consulta soberanista del 9 de noviembre. De este modo, emplazó a los partidarios de la autodeterminación a una implicación masiva. "Tenemos dificultades, pero no nos escondemos. Las dificultades nos sirven para crecer y hacernos más fuertes. Hagamos un llamamiento multitudinario para que la gente se inscriba", subrayó. En un intento por justificar el bajo seguimiento, Forcadell comentó que "mucha gente nos dice que vendrá a la 'V', pero todavía no se han inscrito. Debemos concienciar a la ciudadanía de que debe apuntarse para garantizar el éxito" de la iniciativa. "Tenemos que ser muchos más", apostilló.

Asimismo, la portavoz independentista insistió en que la idea no consiste únicamente en aglutinar a muchos manifestantes en la confluencia de la Avenida Diagonal con la Gran Vía de Barcelona, sino en "impresionar una vez más por la capacidad de organización", formando una gran señera en torno a la 'V' humana. El plan pasa por exhibir dos mosaicos gigantes con dicha bandera en sendas calles, haciendo una 'V' como símbolo de "vía, voluntad, votar y victoria".

En contra de posponer la votación

Tanto Forcadell como la presidenta de Òmnium Cultural, la profesora Muriel Casals, destacaron que "sólo el éxito agobiante del próximo 11-S garantizará la votación del 9-N". Con este mensaje, ambas representantes del movimiento civil secesionista salieron al paso de las declaraciones realizadas por la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, donde dejaba la puerta abierta a un aplazamiento de la votación del 9-N si el Tribunal Constitucional (TC) recurre la nueva ley de consultas que el Parlament quiere aprobar justo después del verano. Según recalcó Casals, todos los avances cosechados hasta ahora por quienes promueven el derecho a decidir "han sido gracias a la movilización popular".

Por su parte, en este contexto, la líder de la ANC señaló que "no nos planteamos ninguno otro objetivo que no sea votar y ganar el 9 de noviembre". Así, recordó que la "multitudinaria" manifestación de la Diada de 2012, reclamando un pacto fiscal, se tradujo luego en "un gobierno soberanista", y que Vía Catalana del año pasado conllevó al acuerdo de CiU, ERC, ICV y la CUP en favor del referéndum de autodeterminación. 

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