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España

Urdangarín y su socio se creyeron intocables: mostraban “absoluta indiferencia” al fisco

Iñaki Urdangarín despreció abiertamente las apariencias en las empresas

Iñaki Urdangarín y su socio, Diego Torres, se creyeron inmunes a Hacienda. Nunca contemplaron la posibilidad de una inspección tributaria y, de hecho, esas inspecciones no llegaron hasta que algunos de sus presuntos delitos habían prescrito. Es lo que refleja ahora la Agencia Tributaria en su informe de conclusiones remitido al juez Castro en el que afirma que ambos diseñaron operaciones con “absoluta indiferencia” respecto a las empresas emisoras, receptoras, conceptos o importes. Sólo quien se cree por encima de la inspección puede mostrar tanto desprecio por dar una mínima apariencia de realidad concluye ahora Hacienda que afirma que todos los indicios “conducen cabalmente a la conclusión de que las entidades no eran otra cosa que meros instrumentos utilizados a su antojo”.

Según Hacienda “la autoría intelectual de los proyectos cabe atribuirla principalmente al señor Torres” mientras que Urdangarín “resulta claramente orientado hacia la vertiente institucional y comercial”. Sus prácticas fueron poco prudentes ante una eventual inspección, hasta el punto de que cruzaron 425 facturas por importes –dice Hacienda—“no menos llamativos de más de 8 millones de euros.

El catálogo de chapuzas contables es de tal calibre que sólo la certeza de que no serían inspeccionados puede explicar ciertas maniobras burdas como que la misma persona facture y pague, cobros de trabajadores que el mismo día están en Seúl y Madrid o trabajos de empresas que tienen cero trabajadores en plantilla. Ésta es la lista de disparates contables que Hacienda resume en su informe de conclusiones:

  • Facturas redondas: “La particularidad de que las cuantías sean, en su inmensa mayoría, cifras de importe notable y redondeadas al millar, decena o centena de millar” es descrita como “estridente”, especialmente dice Hacienda si se tiene en cuenta que todas ellas vienen ligadas a facturas con “vaguedad de conceptos” y con enorme “imprecisión descriptiva”. 
  • Facturas por empresas sin personal: Hacienda denuncia “plantillas de trabajadores” en las que “la contratación de no pocos de ellos fue puramente simulada” en la trama Noos. Pero, el desprecio por las apariencias fue tal que Urdangarín y Torres cobraron con empreas que ni siquiera justificaban tener ningún trabajador en plantilla. Así, en 2005, Shiriaimasu “carece absolutamente de trabajadores”, relata Hacienda, pero facturó casi 150.000 euros por una supuesta búsqueda de patrocinios. “Constatemos –concluye la Agencia Tributaria—que ni siquiera podía emprender búsqueda ninguna (…) debido a la palmaria ausencia de medios humanos”.
  • Personal inventado: Hacienda describe el empleo de trabajadores que nunca tuvieron relación con la empresa y que interrogados por la Agencia Tributaria declaran que “nunca prestó servicio ninguno y ni siquiera percibió tampoco remuneración”. De igual modo menciona la supuesta presencia de “supuestos ‘consultores’ y ‘consultores senior’, de los que en realidad no disponía”.  
  • Facturas por trabajos en el extranjero sin desplazarse de Madrid: Descrito por los Inspectores de Hacienda como “incongruencias”, las empresas de Urdangarín dijeron haber cobrado por un asesoramiento en un acto celebrado en Seúl (Corea del Sur) sin desplazar personal allí y datando dietas y gastos en Madrid.
  • Facturas por la participación en actos que todavía no se han celebrado: En esa facturación llama también la atención como la empresa cobra por el asesoramiento celebrado el 1 de abril en el Sport Accord, un evento que no tuvo lugar hasta los días 3 y 7 de abril del mismo año, de suerte –concluye el fisco—“que la evaluación de resultados habría precedido a la participación en el evento”.
  • Cobro por conceptos y eventos inexistentes: El cobro por eventos no realizados sólo fue superado por el de eventos que ni siquiera llegaron a existir. Eso concluyen los inspectores que han revisado al menos “tres facturas que se pretenden relacionar con eventos que ni siquiera han tenido lugar”.

La batería de disparates contables es tal que sólo caben dos explicaciones: un absoluto descuido o una absoluta sensación de estar por encima de los controles del fisco.

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