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España

González, preocupado por su candidatura, intenta marcar distancias con Aguirre tras su arremetida contra Génova

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, habló en la noche del martes con la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, en un intento por templar gaitas tras la dura arremetida de Esperanza Aguirre exhortando a la dirección nacional de su partido a que reconozca si se ha financiado ilegalmente. González, que quiere ir de cabeza de lista por Madrid en los comicios autonómicos de 2015, aprovechó la buena interlocución que tiene con la número dos del PP para atemperar el ambiente, según ha podido saber Vozpópuli de fuentes populares, algunas de las cuales han señalado que los dos dirigentes madrileños mantuvieron un duro intercambio de palabras en el despacho de Aguirre de la primera planta del número 13 de Génova tras la Junta Regional, extremo que este medio no ha podido confirmar.

Cospedal, a quien la gestión de esta crisis le está pasando factura por ser de las más expuestas públicamente, expresó en esa conversación su profundo desagrado por las palabras de la "lideresa", acostumbrada a actuar como un verso suelto, a la que no se duda en acusar de "deslealtad" por intentar desmarcarse de la línea oficial de su partido "en uno de los momentos más delicados de nuestra historia", indicaron los medios consultados. Un alto dirigente de la dirección del partido recordó, por otro lado, que es "lo que lleva haciendo desde el congreso de Valencia de 2008", cuando acuñó Aguirre su famoso discurso del "no me resigno", convertido en grito de guerra y que recuperó la tarde del martes.

No sería la primera vez que González marca distancias con su jefa de filas. Ya lo hizo en una reunión de la dirección regional el pasado mes de enero cuando justificó la estrategia de Mariano Rajoy y de Cospedal ante Bárcenas, frente a una Aguirre que no dudó en calificar de "imbécil" a la número dos del PP.

No está en el horizonte inmediato intentar descabalgar a Aguirre de la presidencia del PP madrileño para la que fue elegida por una amplísima e incontestable mayoría

Sin embargo, ni partidarios ni detractores de Aguirre ven en el horizonte ningún cambio en la dirección del partido en Madrid. Aguirre ganó el último congreso el año pasado con una holgada e incontestable mayoría absoluta (97,2 por ciento de los votos) y fue elegida para un periodo de tres años aunque, en cambio, sí dejó la presidencia de la Comunidad de Madrid. Cospedal tiene sobre la mesa muchas cuestiones a dilucidar para Madrid, entre otras cosas, la candidatura a la comunidad y al ayuntamiento de la capital, casi nada.

Precisamente, ni Ignacio González ni la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, tomaron la palabra en la reunión de la Junta Regional y eso a pesar de que Aguirre también vino a cuestionar los años en que el ex presidente del Gobierno y esposo de Botella, José María Aznar, lideró el PP y Bárcenas era gerente. Fue un silencio llamativo para muchos miembros del máximo órgano del partido entre congresos, donde se sientan todos los parlamentarios autonómicos, nacionales madrileños y alcaldes populares de la Comunidad de Madrid. En este sentido, fuentes del PP regional subrayan que no hubo intervenciones a favor del discurso de Aguirre, salvo la de José María Álvarez del Manzano, "que siempre la felicita", y en cambio tres en contra.

Siendo la intervención más significativa la de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, no fue ella, sin embargo la que abrió fuego, sino que lo hizo la diputada nacional que fue directora de Comunicación de Rajoy durante muchos años, Belén Bajo. Criticó que se le diera credibilidad "a una persona que está imputada", en alusión a Bárcenas, y que ella prefería creer "a mi partido". Sus palabras fueron luegos suscritas por otra diputada nacional por Madrid, María Teresa de Lara. Tras los ruegos y preguntas y a punto de dar por terminada la cita, fue cuando tomó la palabra Cifuentes, que calificó a Bárcenas de "presunto delincuente" y, siguiendo el hilo de las otras dos intervenciones críticas, proclamó que no era posible creerle más a él que a Rajoy o a Cospedal.

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