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España

La sentencia favorable al Algarrobico abre la puerta a 1.500 viviendas, ocho hoteles y un campo de golf

Sorpresa e indignación. Esas son las dos reacciones que ha levantado la última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) sobre el polémico hotel El Algarrobico, cuya construcción en el Parque Natural del Cabo de Gata se encuentra paralizada desde 2006 a la espera de que los tribunales decidan si debe su futuro. Si el proyecto recibe el visto bueno de la justicia, no sólo se construiría el hotel, sino que estarían dando luz verde a un complejo de 1.500 viviendas, ocho hoteles de lujo y un campo de golf en pleno parque natural.

Tras una veintena de sentencias, autos y resoluciones judiciales contrarias a la obra, el TSJA cambió de criterio este martes y declaró que la zona en la que se levanta no es territorio protegido. Esto supone que la ubicación es ‘legal’, eliminando uno de los obstáculos contra el proyecto. El caso quedará completamente cerrado cuando los tribunales decidan sobre la legalidad de la licencia de obra, la segunda polémica sobre la que se construyó El Algarrobico.

El cambio de tendencia del TSJA ha sido puesto en tela de juicio por diversos motivos, el más llamativo de ellos el cambio de sección a tres días de dictar sentencia. Según ha confirmado José Ignacio Domínguez, abogado de Ecologistas en Acción en el proceso, a Vozpópuli, durante cinco años este asunto se ha tramitado en la Sección Primera, al ser un caso relacionado con el medio ambiente, mientras que esta última parte de la Sección Tercera.

Se da además la circunstancia, como han denunciado desde la asociación Salvemos Mojácar y el Levante Almeriense, de que los magistrados que firman la sentencia son los mismos que dentro de unos días emitirán una sentencia sobre si la licencia de obra es legal o no. Por este motivo, la asociación interpuso el viernes una querella contra los magistrados Rafael Toledano Cantero, María R. Torres Donaire, Jorge Muñoz Cortés y María del Mar Jiménez Morera “por las presuntas irregularidades y la presunta prevaricación en los pleitos del Algarrobico que dirimen estos jueces”.

Frenazo en el proceso

La última sentencia del TSJ es la "antesala de la sentencia definitiva sobre la licencia del hotel"

Según explica el abogado José Ignacio Domínguez, la última resolución ha caído como “un jarro de agua fría” sobre los distintos colectivos que luchan contra la urbanización del Parque Natural. Aunque ya lo veía venir, cree que ha sido “una sorpresa en general para todo el mundo”, después de “veinte sentencias, autos y resoluciones contrarias”, al ser “la primera que da la razón” a la promotora Azata.

Para Domínguez, el problema de este “cambio de criterio” es que “va a dar pie a que las siguientes sentencias se basen en esta”. Jaime del Val, presidente de Salvemos Mojácar, considera esta circunstancia “extraordinariamente preocupante” por las consecuencias que traerá, que van “más allá del Algarrobico”: el plan incluye además la construcción de 1.500 viviendas, ocho hoteles y un campo de golf en el Parque Natural del Cabo de Gata.

Desde Salvemos Mojácar consideran que la sentencia supone un “varapalo contra la ciudadanía y la lucha contra la especulación y la corrupción” y que no es más que la “antesala de la sentencia definitiva sobre la licencia del hotel que han de dictar los mismos ponentes”.

Pilar Marcos, experta en costas de Greenpeace, otra de las asociaciones que se ha personado en la causa, ve como una “sorpresa” la decisión de la Sección Tercera, ya que hay “tres sentencias de 2012 avalando que la zona no es urbanizable”. En cualquier caso, considera que el derribo del hotel, cuyo coste se estima en más de siete millones de euros, “tiene ya justificación tanto para la Junta de Andalucía como para el Ministerio de Medio Ambiente”, al haber sido ilegalizadas las catorce primeras plantas del hotel.

En el peor de los escenarios, es decir, que la sentencia sobre la licencia de obras también fuera favorable a la promotora del Algarrobico, opina que “volveríamos a 2006”, año en que se paralizaron las obras. “Hemos perdido ocho años de lucha”.

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