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Las cartas privadas de Falciani: “La banca está liderada por mentirosos y corruptos”

Hervé Falciani, el antiguo empleado del HSBC suizo que reveló datos de miles de evasores fiscales de todo el mundo y que se encuentra en libertad provisional y custodiado por la Policía española desde mediados de diciembre, mantuvo durante los cinco meses y medio que estuvo recluido en la prisión madrileña de Valdemoro una intenso cruce de cartas con personas anónimas que le escribían para mostrarle su apoyo. En esas misivas, a algunas de las cuales ha tenido acceso este diario, Falciani explica los motivos de su decisión y muestra su firme intención de seguir colaborando con la justicia. “Las grandes instituciones financieras son muy peligrosas”, asegura en una de ellas antes de afirmar que la banca está liderada por “mentirosos y corruptos”.

El exempleado del HSBC opina que el simbólico muro de Berlín ha sido sustituido en la actualidad por "el muro del secretismo de los bancos"

Las misivas, algunas de las cuales circulan desde hace semanas por internet entre grupos de apoyo al informático y de las que se han hecho eco medios como la revista asturiana Atlántica XXII, están escritas a mano y con tinta azul, y aunque son más abundantes las que están redactadas en inglés, también hay una en castellano. Una de las misivas la remitió el pasado 25 de octubre a G.H., una mujer a la que ya en la primera línea le da las gracias “por tu apoyo y tu carta”. En ella, Falciani echa mano de una cita del filósofo griego Heráclito –“es bien conocido que el Universo es una batalla constante”- para reafirmar su intención de seguir en la “lucha”. Incluso, señala que su única intención es “compartir verdad, amistad, ideas, información útil para no perder de vista el objetivo: la transparencia, la transparencia contra la corrupción y los manejos que dañan a la mayoría”. Falciani opina que el muro de Berlín, que sirvió “para separar dos ideologías”, ha sido reemplazado en la actualidad por “el muro del secretismo de los bancos para mantenernos apartados de la información real que nos merecemos”.

En esta misiva, de dos folios de extensión, el exempleado del HSBC ni siquiera se queja de su condición de preso, que considera “la oportunidad para poder compartir lo mejor, la información útil y verdadera”. Falciani también se muestra convencido del poder de las redes sociales en su particular lucha contra los grandes bancos suizos y asegura que anhela “tener la oportunidad de poder participar todavía más en esta guerra de forma eficaz con más y más personas”. Para él, el objetivo es “presionar a los políticos para que cambien las leyes contra los crímenes fiscales y de finanzas; y el plazo de prescripción de estos delitos (que significa impunidad) debe ser la primera ley a cambiar”. “Por el momento –continúa—ese en mi objetivo principal, sacar a la luz y llevarlo a la Justicia”.

Justicia, justicia, justicia

El término “justicia” es, de hecho, la palabra que más se repite en estos textos, incluso en plural: “Hay muchas justicias, tantas como países, y debemos asegurarnos que nuestra justicia defiende nuestros intereses”, asegura antes de afirmar que “las grandes instituciones financieras son muy peligrosas y tenemos que encontrar la forma de hacer que las personas se pregunten a sí mismas si deben confiar en un banco importante liderado por mentirosos falsificadores y corruptos”. Esta carta la termina pidiendo a su interlocutora que “no pierda la fe” y que dedique su tiempo libre “lo máximo que puedas” a intercambiar ideas “porque las soluciones aparecerán a través de la ‘comunidad’ de la gente que desea y ama vivir compartiendo con sus semejantes, antes que de forma egoísta”.

El informático no se lamenta de su paso por prisión: "Es el mejor sitio para conocer verdaderos amigos y verdaderos enemigos"

En una segunda carta, de finales de noviembre y también dirigida a G.H., Falciani insiste en mostrar su paso por prisión como algo positivo –“es el mejor sitio para conocer verdaderos amigos y verdaderos enemigos”--, y recalca que gracias a las misivas de apoyo que recibe se encuentra "mejor”. “Ningún hombre es una isla y puede hacer nada bueno estando solo, [por eso] ecesitamos gente igualmente motivada para llevar a cabo lo que hemos empezado y ayudar a hacer cambios en nuestras sociedades”, afirma antes de recalcar que “es el momento de hablar claro y fuerte” y de dar a conocer “nuestras voces, opiniones y propuestas”. Falciani asegura que enfrente tendrán a “gente con sangre fría, que están felices y seguros en su impunidad, arrogantes que no tienen ninguna regla para controlar su codicia”. Para combatirlos, el exempleado del HSBC pone un ejemplo: “Si un niño está haciendo cosas malas, las seguirá haciendo hasta que nosotros, como sus padres […] nos enteremos y tomemos medidas. En este caso los niños son algunos banqueros”.

Falciani acusa a los grandes bancos de estar "jugando" con la economía mundial hasta "despojar a muchos países europeos de su liquidez" a través de deudas públicas "más grandes y más difíciles de sostener". "Teníamos dinero suficiente para librarnos de ello hasta que la mayoría desapareció y voló a ciertos países con características financieras especiales, como Suiza", señala. Por ello, el informático considera que "la gente debe entender que está bajo un ataque; debemos unir nuestras fuerzas y prepararnos [...] Debemos escuchar a la gente que ha sufrido abusos por parte del sistema y hacerlos participar a nuestro lado ayudándoles a conocer que no están solos y dándoles herramientas para que sus historias se escuchen y sean útiles". En este sentido, destaca el valor de internet como un instrumento clave en su estrategia.

"La corrupción es el problema"

En una tercera carta, ésta del 7 de noviembre, Falciani se atreve, incluso, con el castellano. En un breve texto dirigido a R.P. salpicado de giros italianos y de sólo un folio de extensión, el exempleado de HSBC asegura que quiere "vivir como todos, disfrutar de la vida, y vuestras cartas me ayudan a continuar”. El informático francoitaliano vuelve a insistir en su intención de colaborar: “Ya sé que debemos reconquistar nuestras instituciones sacándole (sic) de la corrupción. Que sea la Justicia, las leyes o la política […] Hoy pensó (sic) que es il (sic) tiempo de ver, de ayudar a la Justicia”. Incluso, acusa a las autoridades de Suiza, que han pedido a Madrid su extradición, de “mentir para proteger [a] sus bancos contra su pueblo”.  “La corrupción es el problema. Debemos obligar [a nuestras] instituciones a acciones concretas verso (sic) los bancos”. Y firma con su nombre de pila, Hervé.

Falciani propone a los destinatarios de sus cartas “presionar a los políticos para que cambien las leyes contra los crímenes fiscales"

Desde mediados de diciembre, cuando abandonó la prisión de Valdemoro, Falciani no ha vuelto a intercambiar cartas con sus seguidores en España. Su salida de prisión se produjo el pasado 16 de diciembre rodeada de excepcionales medidas de seguridad (ocho agentes y un chaleco antibalas lo protegieron, como adelantó Vozpópuli) y desde entonces ha permanecido oculto y protegido en un lugar desconocido con la única obligación judicial de comparecer cada tres días en la comisaría más próxima a su domicilio y la prohibición de abandonar el territorio españo. Todo ello mientras las autoridades españolas deciden si finalmente acceden a la petición de Suiza para extraditarle.

Mientras ese momento llega, la Policía española espera obtener numeroso datos, no sólo de las fortunas españolas que ocultan su fortuna en Suiza, sino también de mecanismos de blanqueo y ocultación de dinero utilizados por la delincuencia organizada y que son desconocidos hasta ahora para las Fuerzas de Seguridad del Estado. “Falciani es una mina, pero quizá no tanto como él nos quiere hacer creer”, destacaba hace unas semanas a este diario un agente consultado. Una ‘mina’ que no sólo ha servido para descubrir a centenares de defraudadores en España, sino también en Francia, Italia, Gran Bretaña y EEUU. De hecho, las autoridades de París fueron las primeras que consiguieron identificar a más de 4.000 contribuyentes que habían eludido el pago de impuestos después de que su Policía entrara en enero de 2009 en la casa de la localidad francesa de Castellar, cerca de la frontera con Italia, donde se ocultaba Falciani y se incautaran de un ordenador, un teléfono Iphone y una cuaderno de espirales con información sensible.

Los 659 defraudadores españoles

Entonces, la justicia francesa no se limitó a utilizar la información que afectaba directamente a su fisco y facilitó el resto de países los datos que había obtenido de los soportes informáticos del exempleado de HSBC. Fue con esta información con la que nuestro país identificó a 659 defraudadores en 2010. La actuación de la justicia francesa provocó en su momento una crisis diplomática entre París y Berna, que siempre ha considerado que la acción del antiguo empleado de banca era un delito muy grave. Además, las autoridades helvéticas consideraron que Francia nunca debía haber ‘explotado’ policialmente la información contenida en el disco duro ya que el registro de la vivienda lo efectuó a petición de ellas.

Los delitos de los que se acusa al exempleado del HSBC en Suiza no son infracción penal en España

Una tensión que se trasladó el pasado 1 de julio a España. Ese día, Falciani fue detenido en el puerto de Barcelona, donde había llegado en barco procedente de Francia. Al comprobar su documentación, la Policía descubrió que había una orden internacional de busca y captura dictada por las autoridades suizas, por lo que procedió a arrestarle. Desde entonces, había permaneció encarcelado hasta que fue puesto en libertad el pasado diciembre a la espera de que la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional decida en los próximos meses si concede la extradición al país helvético.

Algo que, sin embargo, parece poco probable, después de que la justicia española alcanzase con él un acuerdo para que comenzara a colaborar. Además, la Fiscalía ya dejó claro a finales de agosto su oposición a la entrega de Falciani en un escrito en el que consideraba que los delitos de los que se le acusa en Suiza --violación del secreto comercial, espionaje económico y violación del secreto bancario-- no suponen infracción penal en España. De hecho, la ley de Prevención del Blanqueo de Capitales fija todo lo contrario: es obligatorio para los residentes en nuestro país denunciar cualquier indicio de evasión.

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