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España

El lío de cada verano con Gibraltar: esta vez por las colas de espera en la frontera

El peñón de Gibraltar
El peñón de Gibraltar

No hay verano que se precie que no conlleve una polémica entre el Gobierno español y las autoridades gibraltareñas. Este año, sin embargo, el asunto no ha pasado de la mera anécdota: el nuevo sistema inteligente de reconocimiento para pasar la frontera ha ocasionado importantes retrasos en ambos lados de la misma, un problema, según explican desde Gibraltar, de planificación y de falta de interés por hacer bien las cosas de las autoridades españolas. 

La Policía Nacional comenzó a hacer las pruebas de este sistema el pasado 16 de julio cerca de las 12 de la mañana, lo que ocasionó esperas de cerca de media hora, por lo que decidieron suspender los ensayos. La semana siguiente las pruebas continuaron, de nuevo en hora punta, lo que alargó la espera a cerca de una hora, -incluso dos, con casi dos kilómetros de vehículos estacionados-, algo que provocó "importantes molestias a mucha gente, especialmente personas mayores y niños, que tuvieron que esperar la cola para entrar a España a una temperatura de más de 30 grados. La misma situación se repitió durante el fin de semana, agudizada por la Feria que se celebraba en la Línea de la Concepción", según explicaban fuentes del ejecutivo gibraltareño a Vozpópuli

"Se trata de un sistema parecido al que funciona en algunos aeropuertos como Barajas, aunque no está realmente diseñado para una frontera terrestre de paso de peatones. Es una especie de quiosco donde metes el DNI en una ranura para la lectura del chip y a la vez una cámara recoge tu cara para contrastarla con la información de DNI. Si es correcto pasas enseguida, y si no, te piden que metas la huella dactilar. Se tarda medio minuto para cada persona, pero claro, anteriormente podía ser menos, era enseñar el documento al policía y éste te dejaba pasar. Ahora tenemos 13 máquinas a la entrada y en la salida", explican las mismas fuentes del gobierno gibraltareño a este diario. 

Las pruebas comenzaron sin previo aviso, en hora punta y con fallos informáticos, lo que ocasionó importantes colas para peatones y vehículos, según critican desde Gibraltar

El problema de la frontera en la Línea de la Concepción ya fue puesto de manifiesto por la Comisión Europea, quien encargó en noviembre de 2013 una nueva reorganización de la misma, algo que Gibraltar tenía funcionando en mayo de 2014, y que España ha retrasado hasta hace unas semanas. La Comisión exigía que hubiera varios carriles para automóviles tanto para entrar como para salir de Gibraltar y no uno como había. La reforma en el lado español ha costado, según la administración española, 14 millones de euros, pero según fuentes gibraltareñas "seguimos igual, con un solo carril, ya que el segundo lo abren y cierran a conveniencia", algo que supone un desastre dada la elevada afluencia diaria -hasta 10.000 coches y cerca de 30.000 personas cruzan a diario la frontera-. 

Las largas esperas en la última semana de julio vendrían ocasionadas por las pruebas del software de las máquinas en hora punta y los problemas informáticos que supusieron, además de que no estaban todas habilitadas, y también porque, como explicaban desde uno de los sindicatos policiales, no había suficientes agentes para orientar a la gente que se encontraba con el nuevo sistema y no sabía muy bien qué hacer. Las manifestaciones por parte del Ejecutivo español se han limitado a las declaraciones del delegado del Gobierno en Cádiz, quien atribuyó los problemas a la feria de la Línea de la Concepción. También el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, preguntado por el sistema -también utilizado en el puerto de Algeciras para llegadas y salidas-, explicaba que funcionaba "perfectamente, con toda normalidad". "No han tenido absolutamente ninguna coordinación con la administración gibraltareña, que era lo que pedía la Comisión Europea. Aquí hay una voluntad política de no cooperar con Gibraltar", señalan desde la parte británica del conflicto. 

El propio Viceministro Principal, Joseph García, lamentaba el perjuicio ocasionado, y añadía que las largas colas "ponen de manifiesto que el nuevo cruce fronterizo, cuya puesta en marcha España no ha coordinado con las autoridades británicas y gibraltareñas, obviamente adolece de serios defectos, ya que en vez de aliviar el paso lo está entorpeciendo". 

Sin embargo, sí que admiten que alguna medida se ha tomado para lograr mitigar el conflicto, dado que la frontera, en cuanto a peatones, está funcionando mejor ya que todas las máquinas están operativas y no se les está haciendo pruebas en hora punta. Además, se ha habilitado un paso de control manual cuando se acumulan muchas personas, lo que evita las largas colas de antes, aunque en alguna ocasión aún se puede alargar la espera para cruzar la frontera. 

Una reordenación ineficiente

Más o menos superado el problema del paso fronterizo en sí, el ejecutivo gibraltareño sigue viendo un funcionamiento disfuncional en la reordenación de la frontera, que ha incluido la construcción de nuevos edificios o de un párking. "Dicen que está funcionando plenamente pero no lo hace. Hay colas de hasta una hora de los coches que desean entrar porque no funcionan los pórticos de información de la DGT, el segundo carril en la frontera lo abren y cierran según les conviene y sólo se puede usar un carril. Ahora mismo, el paso para coches es bastante desastroso, no entendemos cómo va a funcionar esto mejor en algún momento", apuntan desde Gibraltar. 

En su opinión, cuando la Comisión Europea reciba el informe que han elaborado y vuelva a analizar el conflicto tendrá que indicar de nuevo qué es lo que se debe hacer, ya que con España "no podemos hablar de estos temas en una coordinación civilizada". De momento sí que parece que al menos, las largas esperas para cruzar la frontera se han ido solucionando. 

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