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España

Botella despide al 25% de la plantilla de una empresa local que hace labores que no le corresponden

Tras negarlo hace solo dos meses, el Ayuntamiento de Madrid despedirá finalmente al 25% de la plantilla de la empresa municipal Madrid Arte y Cultura S.A. (Macsa). El expediente de regulación de empleo era un hecho anunciado tras el considerable tajo en el presupuesto de Macsa, de 33 a 25 millones aproximadamente, fruto de la supresión de una partida de ocho millones de euros transferida por el Consistorio. Encargada de la gestión de numerosos centros culturales en la capital, Macsa también realiza labores que poco tienen que ver con su función original, con el consiguiente sobrecoste, y mantiene a nómina a un nutrido cuerpo de altos cargos, grupo que ha aumentado a lo largo de 2012.

De hecho, la cúpula directiva de Macsa, presidida por el delegado de Las Artes Fernando Villalonga, amplió este año su número de asesores, que pasaron de 12 a 16, lo cual supone un aumento de 200.000 euros, según los sindicatos. El comité de empresa critica además que “22 personas concentran más de un millón de euros” en lo más alto del organigrama, en contraste con el despido de 75 trabajadores a los que, eso sí, el Ayuntamiento ha prometido recolocar en cuanto pueda. “Y sabemos”, cuenta un operario del ente, “que el Ayuntamiento abona complementos de ayuda al alquiler de viviendas de altos cargos por valor de 1.400 euros mensuales”.

Pero lo que suscita más ira entre la plantilla, compuesta por 352 trabajadores, es la asunción de funciones que en teoría no corresponden a Macsa, gestora de Matadero Madrid, el Teatro Español o el Teatro Fernán Gómez. Fuentes de la empresa critican que Macsa no realiza ninguna actividad en los distritos no céntricos de la ciudad, por no hablar de “actividades de difícil explicación en una empresa cultural”. Este último dardo se refiere a la realización de los servicios de limpieza, vigilancia y mantenimiento del Palacio de Cibeles, actual sede del Pleno: según los representantes de los empleados, estas prestaciones suponen a Macsa más de cuatro millones de euros. Otro ángulo de crítica son las previsiones de Macsa en pleno ajuste presupuestario: la compañía local ha solicitado la gestión del Centro Cultural Conde Duque, donde Macsa, sin estar todavía a cargo de dicha gestión, mantiene un alto cargo. Una nueva gestión acarreará un gasto añadido para Madrid Arte y Cultura. 

Un organismo sin fiscalización

Madrid Arte y Cultura es la empresa que gestiona los espacios culturales del Ayuntamiento de Madrid, a saber: el Teatro Español, el Teatro Fernán Gómez, Teatro Circo Price, Naves del Matadero, Intermediae, Medialab Prado, Centro-Centro, Conde Duque, Fiestas Populares, los Veranos de la Villa, Cineteca Matadero y Servicios Centrales. Todas estas instituciones dependen y funcionan con personal de MACSA, un organismo que rinde cuentas al Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, dirigido por su delegado Fernando Villalonga.

Uno de los aspectos que más hacen desconfiar a la oposición acerca de la actividad de MACSA tiene que ver con el hecho de que se trata prácticamente de un órgano autónomo, que no está sometido al control de ninguna Dirección General del Gobierno local, sino que rinde cuentas directamente al Delegado de las Artes, Fernando Villalonga, sin pasar por un organismo previo de control que fiscalice sus movimientos o asignaciones. MACSA está obligada, sí, a presentar unas cuentas pero posee prácticamente autonomía total para la asignación de dinero, contratos y licitaciones, además del movimiento de personal, tal y como ha ocurrido al menos en lo que a temas de altos cargos se refiere. Ya en una oportunidad, con la salida de Mario Gas del Español, se planteó hacer una auditoría de las prácticas y cuentas practicadas dentro de la institución.

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