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Los pensionistas hacen de soporte: las familias pobres se reducen a la mitad desde 2007

Es sabido en la opinión pública que hay pensionistas que juegan un papel fundamental en que sus familias salgan a flote. Sin embargo, los datos estadísticos sobre este fenómeno escasean. Ahora, un informe de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada), vinculada a Cáritas, lo incluye en sus páginas y revela que las familias en riesgo social donde hay pensionistas se reducen a la mitad desde el inicio de la crisis. Analizando el periodo que va de 2007 a 2013, el estudio señala que "los hogares cuyo sustentador principal es una persona anciana o en los que hay algún anciano se han visto menos afectados por los procesos de exclusión (un 12,7%)" que lo encabezados por personas menores de 44 años. En este sentido, subraya que "su presencia en el espacio social de la exclusión se ha reducido prácticamente a la mitad".

De tal modo, los autores del dossier Precariedad y Cohesión Social. Análisis y Perspectivas 2014 afirman que "la estabilidad de los ingresos y la progresiva jubilación de generaciones con buenas carreras de cotización (más largas y de salarios comparativamente más altos) y con dos pensiones en el hogar explican posiblemente este proceso". Este dato menos negativo que el resto es acompañado de otro positivo que apunta a la mejoría de aspectos sociales como "el fortalecimiento de las relaciones familiares y vecinales".

Por contra, cuatro de cada diez hogares excluidos dependen de personas menores de 44 años. Entre los tipos especialmente afectados, el estudio coloca a las familias numerosas (de cinco y más miembros), con una incidencia de la exclusión en el 43,2% de casos, y aquéllas de estructura más compleja (con más de un núcleo familiar), que ascienden al 37,4%. Por su parte, los hogares monoparentales (30%) vieron como empeoraba su situación sobre todo en el comienzo de la crisis y "ahora mantienen una posición claramente negativa".

Asimismo, a nivel de alarma, el informe hace alusión al espectro de los menores, donde la tasa de aislamiento se eleva al 35%, siendo de tipo severo en más de la mitad de este porcentaje. A juicio de Foessa, la exclusión en la infancia se está convirtiendo en un problema de primer orden que "condicionará el itinerario vital de estos menores en el futuro y que puede convertirse en un mecanismo perverso de reproducción ampliada de rechazo social".

El diagnóstico de la fundación de Cáritas también detecta una mejoría en aspectos sociales como "el fortalecimiento de las relaciones familiares y vecinales"

En la misma línea, la fundación de Cáritas señala que al menos un millón y medio de hogares españoles padecen "exclusión severa" en España, un 69,8 % más que en el año 2007, según revela. La cifra se sitúa exactamente en 1.552.000 hogares frente a los 914.000 reflejados en 2007. También se ha detectado que la exclusión severa afecta a más de cinco millones de personas (5.080.000) en nuestro país, lo que supone un aumento del 82,6 % con respecto a 2007. Igualmente, el dossier indica que 11,7 millones de ciudadanos en España se hallan dentro de distintos procesos de exclusión social, 4,4 millones más que en 2007, lo que se traduce en un incremento del 60,6%.

Este empeoramiento se debe, según los expertos autores del estudio, al deterioro de tres pilares del bienestar social: el empleo, la sanidad y la vivienda. En relación a ellos, el informe dice que los problemas de exclusión del empleo se multiplican por 2,5 y los de salud se duplican desde 2007. Por su parte, los problemas de vivienda, que partían de "un nivel relativamente elevado", se incrementan un 36%.

Se sigue destruyendo empleo

El documento de Cáritas también dirige críticas contra la reforma laboral del Gobierno, la de las pensiones y las "insuficientes" prestaciones de desempleo. Sobre la primera política del Ejecutivo de Mariano Rajoy, destaca que "siendo todavía prematura la evaluación de los primeros frutos de la reforma laboral, nada parece indicar que la implementación de la reforma haya contribuido a la creación de empleo, que ha seguido destruyéndose después de su puesta en marcha, ni a la reducción de la temporalidad de las nuevas contrataciones".

Respecto a las jubilaciones, remarca que "la aprobación de las nuevas formas de actualización y cálculo con objeto de garantizar su sostenibilidad ha consagrado un sistema de revalorización de las pensiones que puede producir pérdidas en su capacidad adquisitiva". Ello, añade, contribuye a una "progresiva disminución de la intensidad protectora del sistema de protección social".

En cuanto a la evolución seguida por la tasa de cobertura de las prestaciones de desempleo, el estudio indica que "desde el pico alcanzado en 2010", con un valor máximo para la relación entre el número de beneficiarios de prestaciones por desempleo y el de parados registrados con experiencia laboral -nueva forma de calcular la tasa de cobertura- que rozaba el 80%, "la tasa no ha dejado de descender, acercándose en 2013 al 60%".

"El agotamiento del derecho a las prestaciones ante la prolongación de las situaciones de desempleo y las insuficiencias en la cobertura que proporciona el sistema han dado forma a otro factor de riesgo social", concluye la fundación Foessa.

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