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El mayor miedo de Teresa Romero: contagiar a alguien, aunque es imposible

miembros del equipo médico que atiende a la auxiliar de enfermería contagiada con el virus del Ébola, Teresa Romero, Fernando de la Calle y Marta Arsuaga,

“Tengo miedo a contagiar a alguien”, repite como si de un mantra se tratara la auxiliar de enfermería que se contagió de ébola a principios de octubre, Teresa Romero. Aunque los expertos en la materia aseguran que este es imposible que contagie a alguien, dado que ya ha vencido al virus, la decisión de los sanitarios de mantenerla más tiempo aislada ha “destrozado” a Romero.  

Dado que nadie conoce a fondo la enfermedad, los médicos que la atienden han preferido mantenerla aislada hasta que no queden restos del virus en sus fluidos. “Los fluidos pueden tener peculiaridades que no conocemos por lo que es necesario mantener la prudencia hasta que elimine todo. En el semen de un varón el ébola puede vivir hasta siete semanas”, explicó un médico experto en infecciones.

Ante el desconocimiento, los médicos han optado por ser precavidos, y esto ha “destrozado”  a Teresa, que soñaba con poder abrazar ya a los suyos. “Incluso ha llegado a decir que se quiere morir”, indica una persona de su entorno. Según cuentan fuentes cercanas a los médicos que la tratan, tras dar negativo en los test del virus, uno de los médicos exclamó al resto del equipo que ya podían abrazar a la auxiliar de enfermería ingresada. Sin embargo, las órdenes de los directivos del centro hospitalario, el Hospital Carlos III, impidieron estas muestras de cariño.

Es por estas decisiones médicas por lo que Teresa tiene miedo a contagiar a alguien, e incluso indican desde el hospital, la auxiliar de enfermería se muestra voluntaria en varias ocasiones para llevar a cabo algunas tareas sanitarias, como regular el suero, con el fin de que sus compañeros entren en la habitación y así, reducir el riesgo de contagio a cero.

Una compañera de la auxiliar, que la atiende en la sexta planta del hospital ha afirmado que la paciente se siente como si estuviera en una cárcel. “Ella pensaba que iba a poder bajar ya a la quinta planta junto a su marido y el resto de pacientes, pero todavía no podrá ser y tendrá que seguir aislada”, explica. “Antes nos animaba, pero ahora no hace más que llorar por la muerte de su perro y por su encierro”, añade.

División en Alcorcón

Aunque primero tendrá que salir de su aislamiento y permanecer ingersada unos días más hasta que esté recuperada completamente, en Alcorcón, la ciudad en la que reside el matrimonio formado por Teresa Romero y su marido, Javier Limón, está dividida: algunos vecinos rechazan a la pareja y otros están esperando su regreso para abrzarlos con los brazos abiertos.  

Entre los vecinos del bloque de viviendas en el que reside el matrimonio, el miedo todavía es palpable, ya que el piso de Javier y Teresa todavía no ha sido desinfectado. Limón se negó a entregar las llaves a la Policía para evitar en vano que sacrificaran al animal y las autoridades, tras derribar la puerta para sacrificar a Excálibur, decidieron tapiar la vivienda, dado que la empresa designada para desinfectarla se negó a hacerlo debido a la poca información que se tiene sobre la enfermedad.  Sin embargo, todo apunta que la limpieza se realizará en los próximos días, cuando Limón reciba el alta hospitalaria, ya que quiere estar presente en las labores de limpieza.

Una persona que conoce la crisis que ha causado la enfermedad en la ciudad reconoce que “ha habido cierta psicosis”. “Esperamos que con una buena información se olvide pronto esta pesadilla y todo vuelva a la normalidad”, apunta esta persona.

Ante la división de opiniones, el alcalde de la localidad, David Pérez, quien tras conocer la noticia del contagio se acercó hasta el hospital para conocer de primera mano el estado de salud de Romero, no ha dudado en crear unos premios de investigación sobre el virus africano: los premios Teresa Romero.

Alegría en Galicia 

La notica del resultado negativo en los últimos test del ébola realizados a Teresa ha inundado a Becerreá –Galicia-, el pueblo natal de la auxiliar de alegría. Los últimos días, esta localidad gallega había sido ‘tomada’ por numerosos periodistas que querían conocer más sobre la contagiada y que alteraron la vida del municipio.

Este acoso mediático tomó como protagonista a la madre de la enferma, Jesusa Ramos, quien, según fuentes han relatado fuentes cercanas, “llevó mal” la presión mediática.

El alcalde de la localidad, Manuel Martínez, dijo a este periódico que Ramos es una persona discreta que sale poco “solo a hacer algunas compras al supermercado” y que se vio sorprendida ante la presencia de las cámaras de televisión.

“Ahora está contenta”, indica el primer edil, quien añade que “cada vez que recibe buenas noticias de su hija se muestra más optimista”. “No estará tranquila hasta no poder tener a su hija, pero mientras tanto, prepara un paquete de chorizos del pueblo para enviárselo al hospital”, asegura una vecina.  Desde que Romero ingresara en el hospital, el ayuntamiento de Becerreá ha estado muy pendiente de Ramos y ha enviado a la asistente social para atenderle. También, el regidor de la localidad ha decidido nombrar a Teresa Hija Predilecta de Becerrea.

Según cuentan en el pueblo, Teresa no acudía mucho a Galicia y cuando iba, lo hacía para descansar y desconectar. “No hacía mucha vida social, tenía un círculo de amigos muy reducido y busca tranquilidad”, afirman en el pueblo.

Las víctimas del ébola

Esta crisis del ébola tiene una superviviente en Teresa y dos víctimas, de momento: Excálibur y  el doctor Germán Ramírez. 

Algunas personas dicen que enfermeras y auxiliares habían iniciado una campaña contra este doctor por haber dicho en público que Teresa se había contagiado al tocarse con el guante la cara. Creen que no está comprobado y no se puede hacer una declaración así en un momento tan crítico.

Los últimos días antes de abandonar el centro se veía al doctor afectado. Parece que el médico también estaba señalado por haber roto la lucha del grupo de Enfermedades Tropicales cuando se decidió transformar el hospital en centro de estancia media. Ahora le han pasado una factura doble.

El Hospital Universitario La Paz-Carlos III tuvo que desmentir  “rotundamente”  que se hubiera abierto expediente al doctor Germán Ramírez por las declaraciones en las que revelaba que Teresa Romero se infectó de ébola al tocarse la cara con un guante al quitarse el traje de protección. “El equipo médico de la Unidad de Medicina Tropical es un equipo compacto que en ningún momento ha puesto en duda ni ha manifestado crítica alguna respecto a la actuación de su compañero”, señalaron en el comunicado.

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