Quantcast

España

Nueve folios frente a once horas: tres diferencias y una semejanza entre las confesiones de Correa y Marjaliza

Francisco Correa, que se enfrenta a 110 años de cárcel.

Dos cabecillas de tramas, dos declaraciones tirando de la manta y ¿las mismas consecuencias jurídicas? Los nueve folios de supuesta declaración de Francisco Correa conocidos recientemente a través de eldiario.es se convierte en la segunda confesión de los últimos meses realizada por un destacado implicado en un caso de corrupción después de que David Marjaliza, socio de Francisco Granados, hiciera lo mismo en junio. Sin embargo, entre ambas hay más diferencias que parecidos y, sobre todo, sus resultados en los sumarios de Gürtel y Púnica serán muy dispares. Éstas son los tres hechos claves que las distinguen y el único que las hace similares.

El cómo: Según se ha sabido ahora, Correa intentó llegar a un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción y con las acusaciones populares del 'caso Gürtel' el pasado mes de marzo. Desde entonces y hasta finales de mayo, él y sus abogados mantuvieron contactos con el Ministerio Público y diferentes letrados para conseguir una rebaja de su pena a cambio de dar información novedosa en el caso que ayudara a despejar la 'X' de la trama de corrupción. Sin embargo, dos meses después decidió romper la baraja. Para entonces, Anticorrupción ya hacía tiempo que había descartado el acuerdo tras considerar que el presunto cabecilla pedía mucho y daba poca información valiosa a cambio.

La confesión de Correa sólo ocupa nueve folios y no profundiza en las acusaciones. Las 11 horas que Marjaliza declaró ante el juez se han traducido en cientos de folios

No obstante, aquellos contactos se plasmaron en una confesión de nueve folios mecanografiados que el propio Correa supuestamente entregó al director de eldiario.es, el medio de comunicación digital que iba a realizar la entrevista para dar fuerza a sus acusaciones. Es la que se ha conocido estos últimos días. Ahora, el jefe de la trama niega ser el autor de dicho documento y habla de "trampa" y de que estuvo mal asesorado por sus letrados. El Ministerio Público no ha mostrado ningún interés en el mismo y considera que todo lo que se genera fuera de la instrucción del proceso queda fuera del mismo y, por lo tanto, no tiene ningún valor judicial.

En la confesión de Marjaliza, sin embargo, hay muchos menos actores y no se ha producido la participación de ningún medio de comunicación. La misma comenzó a materializarse un mes después de la de Correa. En concreto, el pasado 23 de abril. Aquel día, el magistrado ordenó a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que registrara la vivienda de los padres del constructor. Los agentes buscaban nueva documentación sobre la trama, pero también obras de arte supuestamente utilizadas para blanquear dinero. Encontraron algunas de estas últimas, pero nada de lo primero. Fue entonces cuando Marjaliza dio el primer paso e indicó a los guardias civiles que no buscasen información en papel comprometedora en aquella casa porque no la había. Aseguró que todo lo referido al supuesto pago de comisiones y sobornos lo guardaba "aquí", señalándose la cabeza. 

Desde aquel día, y tras llegar a un pacto con la Fiscalía Anticorrupción para que su colaboración sea tenida en cuenta cuando se celebre el juicio, Marjaliza ha salido cuatro veces más de la prisión. En la primera, asistió a otro registro, el de las oficinas que tenía en el Edificio Éboli, de la localidad de Pinto. Allí los agentes localizaron un zulo en una buhardilla en el que sí había abundante documentación contable de su entramado empresarial. La siguiente fue el 18 de junio. El destino en este caso fue el despacho en la Audiencia Nacional del juez Velasco. Aquel día, el magistrado y las fiscales del caso le interrogaron por espacio de una hora y 57 minutos. Era la primera de las tres comparecencias que realizaría. Había empezado a tirar de la manta, algo que no se supo hasta semanas después.

El cuándo. La decisión de Correa y la de Marjaliza se producen en momentos procesales muy distintos y con ambos en situaciones 'penitenciarias' dispares. El primero, estaba ya entonces en libertad tras cuatro años de prisión prosivional y tenía fijada la fecha del juicio que se celebra en Valencia por la actividad de la trama en esta comunidad autónoma. De hecho, una de sus peticiones era retrasar el inicio de éste para dar tiempo a llegar a un acuerdo. Además, en su caso, la Audiencia Nacional ya había iniciado el proceso para celebrar la vista por la primera etapa de la pieza principal de la trama Gürtel en la que se le pedían más de cien años de cárcel. Sobre el papel sólo quedaba abierta la instrucción sobre las actividades de la red de corrupción, la que abarca entre 2005 y 2009. Es decir, su confesión se producía cuando la capacidad de investigar sobre sus revelaciones era ya muy limitada y, por tanto, mínima la capacidad de constrastar sus acusaciones.

Cuando Correa empezó a negociar su confesión, la mayor parte de la investigación de la Gürtel estaba ya concluida. Marjaliza ha hablado en plenas pesquisas 

El caso de David Marjaliza es totalmente distinto. Él sigue en prisión, donde ingresó hace ahora un año, y aunque ha pedido la libertad para seguir colaborando, el juez no se ha pronunciado aún sobre su excarcelación. Además, el pasado mes de abril la investigación aún estaba en pleno proceso de investigación y, de hecho, el sumario, recientemente troceado en una docena de piezas separadas, está en plena ebullición. Por ello, los datos aportados por el empresario en su extensa declaración están pudiendo ser analizados y contrastados por el juez Eloy Velasco y la Guardia Civil, lo que ha permitido abrir nuevas vías de investigación, reforzar los indicios que ya había sobre otras y terminar de aquilatar varias de las principales acusaciones contra los principales imputados. Hasta ahora, todo lo que ha declarado se ha comprobado como cierto, según las fuentes cercanas a la investigación consultadas, por lo que su testimonio sí tendrá consecuencias jurídicas relevantes.

El cuánto. La declaración de Correa, negada ahora por él, ocupa nueve folios. La de Marjaliza, diez horas y 52 minutos. O lo que es lo mismo, cientos de folios una vez trascrita. La primera pasa de puntillas por numerosos aspectos del funcionamiento de la trama, pero sin profundizar en ninguno especialmente. La segunda, que aún permanece secreta, es muy detallada y respaldada por numerosos documentos que se han incorporado a la causa. La primera tiene un valor probatorio relativo, entre otros motivos porque se entregó a un periodista sin la presencia del juez o de la Fiscalía Anticorrupción. Además, Correa no la ha ratificado en el juzgado ni previsiblemente lo hará tras negar su validez al salir a la luz. La segunda, por el contrario, es judicial, ya que se hizo ante el magistrado instructor en su despacho de la Audiencia Nacional con la presencia de su abogado y de la Fiscalía, y fue grabada. La de Correa se ha negociado en casas particulares, bufetes de abogados e, incluso, en los pasillos de un hospital madrileño, pero en ningún momento ha pasado por la sede del órgano judicial donde se instruye.

Fuentes jurídicas destacan que la del amigo de Granados está 'blindada' con un documento firmado entre Anticorrupción y él en el que se detallan las condiciones concretas del acuerdo y los compromisos que ligan a ambas partes. Un documento que, también, se mantiene en secreto, aunque ya se ha apuntado que incluirá la lógica reducción de penas y, muy posiblemente, la puesta en libertad provisional de Marjaliza antes de las próximas Navidades mientras se sigue instruyendo al causa y llega el momento de la vista. En el caso de Correa no existe dicho acuerdo por escrito y todo ha quedado en el célebre documento hecho público y en las afirmaciones de los diferentes actores de las negociaciones que en parte se contradicen. En este último caso, además, el juez instructor, José de la Mata, ha permanecido totalmente al margen y no consta hasta ahora que haya pedido  que se incorpore la confesión a la causa.

Y a quién afecta. Ésta es la única semejanza entre ambas confesiones, sobre todo porque salpican directamente al PP, aunque no sólo. En el caso de la declaración de Correa, sus acusaciones señalan a Luis Bárcenas, al que acusa ser un intermediario más en el supuesto cobro de 'mordidas' del 3 por ciento, pero también a otros destacados dirigentes 'populares'. Así, su declaración implica aunque sea de modo indirecto a Esperanza Aguirre, a Javier Arenas, a Francisco Camps, a Gerardo Galeote y a exalcaldes del partido ya imputados en la causa. También refuerza las sospechas sobre la veracidad de los apuntes contables del extesorero y, sobre todo, del supuesto pago de donaciones ilegales por parte de constructores que recibían adjudicaciones públicas. Hasta la financiación de alguna campaña electoral, en concreto la de la expresidenta de Madrid tras el 'Tamayazo', se ha visto señalada.

El PP es el gran perjudicado de ambas confesiones. Correa salpica a dirigentes nacionales del partido. Lo poco que se conoce de la de Marjaliza, a regionales y de otros partidos

En el caso de la declaración de Marjaliza, el secreto de sumario que pesa sobre ella impide por el momento conocer al detalle su alcance. No obstante, en los últimos meses ya se han conocido algunos nombres de personas salpicadas. En este caso no son de la primera fila política, sino del ambito madrileño. Además, no sólo afecta al PP, sino también al PSOE y a Ciudadanos. Así, el gobierno de Cristina Cifuentes ve cómo su número 3, Jaime González Taboada, figura señalado por las supuestas irregularidades denunciadas por el constructor en la concesión de ayudas del llamado Plan Prisma, con el que la Comunidad de Madrid financiaba obras en los municipios de la región. A los socialistas les da de lleno en la figura de Tomás Gómez, según adelantó El Español. Mientras que a Ciudadanos, las declaraciones del amigo de Granados le dan de lleno en la persona de su parlamentaria a la Asamblea de Madrid Eva Borox, entre otros. Todos ellos han rechazado públicamente las acusaciones de Marjaliza, pero fuentes cercanas a la investigación confirman a Vozpópuli que se han iniciado pesquisas sobre las actividades de todos ellos y de más personas cuyas identidades aún no han transcendido y que hasta ahora no habían aparecido en el sumario.

No obstante, el gran perjudicado de la confesión del empresario es, sin lugar a dudas, el que fuera secretario general del PP madrileño y hombre de la máxima confianza de Esperanza Aguirre, Francisco Granados. Éste, que permanece en prisión provisional como Marjaliza, ha visto cómo la decisión del que fuera su amigo de tirar de la manta le ha dejado a los pies de los caballos y que buena parte de las coartadas que ha esgrimido para exculparse de las supuestas irregularidades quedaban laminadas por las afirmaciones y documentación aportada por el constructor. Para él, a diferencia de lo que ocurre con los dirigentes del PP señalados en la declaración de Correa, la confesión de Marjaliza sí tendrá consecuencias jurídicas mucho más allá de los titulares de prensa.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.