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España

Susana Díaz recula y solo dará el salto al timón del PSOE si se garantiza un congreso por aclamación

El pasado domingo por la noche, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba recibió el mazazo de los peores resultados cosechados por el PSOE en su historia, Susana Díaz le dio el visto bueno para la convocatoria de un congreso extraordinario, dentro de una maniobra que muchos dirigentes del partido interpretaron como un intento claro de tutelar desde el minuto cero el proceso de renovación forzado por la derrota electoral. Dos días después de anunciar la ejecutiva la convocatoria de este congreso para los días 19 y 20 de julio, Eduardo Madina irrumpió en escena exigiendo que el secretario general no sea elegido por el método clásico, mediante el voto de los 1.000 delegados, sino con el concurso de los 210.000 militantes que el PSOE asegura tener en su registro. Como es lógico, todos quisieron ponerse al frente de la manifestación. Susana Díaz contactó con todas las federaciones, ninguna se atrevió a defender en público su apuesta por un congreso cerrado solo a los delegados, Rubalcaba actuó a rastras en la misma dirección y, al final, parecía que todo el PSOE estaba abierto a la celebración, por primera vez en su historia, de un cónclave regido por el principio de “un militante, un voto”.

Después de que solo la ‘vieja guardia’ del partido alzara su voz en contra de un congreso asambleario, la federación andaluza siguió defendiendo en público su apuesta aperturista, pero el equipo de confianza de Susana Díaz concluyó que el riesgo de pegar el salto en estas condiciones a la política nacional es demasiado alto ya que puede acabar presentándose a la secretaría general, salir derrotada en una votación tan abierta y acabar seriamente dañada para continuar siendo, incluso, presidenta de la Junta de Andalucía.

Rubalcaba reaparece para poner condiciones

“Susana [Díaz] tiene miedo y ha llegado a la conclusión que no la compensa correr el riesgo de presentar su candidatura a la secretaría general si previamente no se le garantiza que saldrá elegida por unanimidad”, aseguran fuentes del PSOE andaluz. Así las cosas, Rubalcaba reapareció ayer en el Congreso de los Diputados para recular también y advertir que el cambio de las reglas de juego para celebrar el congreso depende de dos condiciones: que haya unanimidad y que se busque un camino para no violar los Estatutos.

Mientras varias federaciones han mostrado ya su claro respaldo a Susana Díaz como secretaria general, lo más probable es que ella no decida qué hacer hasta que no tenga la foto completa de situación. Unos dirigentes especulan con la posibilidad de que si se va a un congreso abierto, ceda el paso a Eduardo Madina limitándose a ocupar ella la presidencia del PSOE. Otros, en cambio, opinan que acabará por asumir algún peligro si personas a las que respeta, como Felipe González, la animan a dar esta batalla. La decisión es muy posible que la tome durante el fin de semana, ya que Rubalcaba se ha comprometido a llevar a la ejecutiva del lunes un acuerdo cerrado sobre el modelo de congreso que se celebrará en julio.

Madina, Chacón y Sánchez juegan al despiste hasta que no se aclare la situación

Mientras tanto, los candidatos que llevan tiempo preparándose para dar el salto juegan al despiste. Madina dijo este martes que Susana Díaz “es un gran valor” para el PSOE. La exministra Carmen Chacón sigue decantándose por la celebración de unas primarias abiertas, seguidas de un congreso. Y el diputado Pedro Sánchez apuesta por el escondite, con la intención de llegar virgen a la cita de julio.

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