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España

El rechazo de Durán a la consulta soberanista frena la ofensiva del PP y del PSOE para lograr su dimisión

Josep Antoni Durán i Lleida (izquierda), junto a Artur Mas.

Durán no regresará a España hasta el próximo martes después de participar en Chile en unas jornadas organizadas por la fundación Konrad Adenauer en las que también está invitado a participar el ex presidente José María Aznar. En CiU se espera que para entonces amaine el temporal del ‘caso Pallerols’ y se tiene la convicción de que el líder de Unió seguirá como diputado y, muy posiblemente, como presidente de la Comisión de Exteriores, cargo gracias al cual disfruta de pasaporte diplomático. Detrás de las peticiones de dimisión formuladas desde el PP, el socialismo catalán, Esquerra Republicana e Iniciativa, hay intereses cruzados que blindan de alguna forma la continuidad de Durán como parlamentario nacional y le proporcionan evidentes ventajas para disfrutar del mismo estatus político del que ha venido gozando hasta ahora, según coinciden en apuntar fuentes de los principales partidos.

El líder de Unió confesó a varios diputados antes de conocerse el veredicto del 'caso Pallerols' que estaba "destrozado" por la crisis interna dentro de CiU

El PSOE es quien lo ha tenido desde el principio más claro. Las tímidas llamadas del PSC a la dimisión de Durán han sido cortocircuitadas por Alfredo Pérez Rubalcaba, quizá el dirigente político de más altura que menos ha disimulado su intención de mirar para otro lado. Durán y Rubalcaba mantienen desde hace más de tres décadas una relación más que fluida y han participado en multitud de negociaciones de altura. En estos momentos, el secretario general del PSOE opina que provocar la caída de Durán sería un grave error político, pues en el futuro podría ser un protagonista imprescindible para canalizar de forma razonable la relación entre Cataluña y el resto de España en el supuesto, más que probable, de que la apuesta independentista de Artur Mas termine en un sonoro fracaso.

Antes de que estallara la bomba final del ‘caso Pallerols’, en plenas vacaciones navideñas hubo diputados que escucharon de boca de Durán graves lamentos –“Estoy destrozado…”– sobre el malestar personal que le estaba provocando la apuesta soberanista de Mas y la huida hacia delante emprendida por Convergencia después de las elecciones autonómicas del pasado noviembre. Durán no ocultó esta desazón a diputados del PSOE y también del PP, formación ésta última que comparte también la tesis de los socialistas de que el presidente de Unió podría ser muy útil para pilotar una especie de ‘plan B’ que templara las relaciones del Gobierno de Mariano Rajoy con la Generalitat catalana una vez que se descabale el recorrido soberanista emprendido desde la Generalitat con la ayuda de Esquerra Republicana. La demostración más palpable de que en el PP no existe el menor deseo de empujar la caída de Durán es la moderación con la que el Gobierno se ha expresado en la secuencia final del ‘caso Pallerols’, delegando el trabajo obligado de criticar lo sucedido en la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal.

"Sabemos que Durán no va a dimitir, aunque también es evidente que va a quedar tocado. Teniendo esto claro, sería absurdo precipitar la primera crisis con CiU y por eso nos toca tragar con todo", se afirma en ERC

Lo paradójico es que, a pesar del ruido levantado por Esquerra, a los republicanos tampoco se les ve muy dispuestos a forzar la máquina contra Durán. Fuentes de ERC reconocen que, en estos momentos, Oriol Junqueras carece de margen para iniciar una ofensiva en toda regla contra Unió ya que se acaba de firmar el pacto de legislatura con Artur Mas y la prioridad de los republicanos es despejar cualquier posibilidad de un anticipo electoral. Un dirigente de Esquerra reconoce que la dimisión de Durán sería una buena noticia para la aceleración de la consulta soberanista, ya que la principal resistencia para su celebración sigue proviniendo de las filas de Unió. Sin embargo, añade: “Sabemos que Durán no va a dimitir, aunque también es evidente que va a quedar tocado. Teniendo esto claro, sería absurdo precipitar la primera crisis con CiU y por eso nos toca tragar con todo”.

A pesar del zumbido, la prioridad de ERC no descansa, pues, en apuntarse un tanto con la dimisión de Durán, sino en colocar el acento en la declaración soberanista que se someterá a votación en el Parlamento catalán el próximo miércoles, en la que se está intentando sumar también a los socialistas catalanes.

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