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España

El CNI cuesta a cada español 4,8 euros

Un hombre espía a través de una ventana

A cada ciudadano español el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le cuesta 4,8 euros, una cifra que dista mucho de lo que pagan los ciudadanos de otros países por agencias de inteligencia similares. El gasto medio que pagan los norteamericanos por los servicios de la CIA, los franceses por el DGSE o los británicos por el MI-6 es mucho más elevado y el gasto medio que destinan estos Estados a estas agencias dedicadas al espionaje es de 24,98 euros per cápita. Sin embargo, el precio de los servicios de inteligencia españoles es tan sólo 16 céntimos per cápita más barato que el alemán. 

Moncloa ha destinado en los Presupuestos Generales del Estado de 2015 223,69 millones de euros, una cifra que dista mucho de la americana, la británica o la francesa.

Los británicos son quienes lideran el ranking de los ciudadanos que más pagan por principal agencia de inteligencia, con un gasto per cápita de 45,30 euros anuales, ya que la Administración de David Cameron destinó el pasado año 2.862 millones de euros para el MI-6.  

La plata del pódium de gasto es para la CIA, para quien la Casa Blanca emplea, según el ex analista de inteligencia americano, Edward Snowden, 12.789 millones de euros y supone para los ciudadanos norteamericanos 40,14 euros.

Lejos de estas cifras, ocupando el tercer puesto está Francia, cuyo Ministerio de Defensa destina para la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) 638 millones de euros y supone anualmente para los franceses 9,69 euros.

Casi cinco euros por debajo del gasto en los servicios secretos Francia están Alemania y España. Merkel destina para el Servicio Federal de Inteligencia 400 millones de euros, lo que supone para los alemanes 4,96 euros. Sólo 16 céntimos más que lo que nos suponen los presupuestos de Mariano Rajoy para el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que destinan este año 223,69 millones de euros. 

Transparencia frente al “black Budget”

Las partidas presupuestarias de los servicios de inteligencia son su secreto mejor guardado, casi tanto como su trabajo. Pocos dicen cuánto destinan y nadie detalla por completo el gasto: ni misiones ni rescates. Mientras que algunos gobiernos, como el Elíseo, confiesan el dinero que emplearán para el espionaje, otros, como la Casa Blanca, lo califican de “material clasificado” y su partida es totalmente secreta.

La página web del Senado francés explica todas las cifras de todos los presupuestos, entre ellos, los de los servicios secretos. Pero no es un ejercicio de transparencia de última hora, sino que en la web se recogen los presupuestos desde hace muchos años. De este modo, se puede observar con detalle la evolución de las partidas presupuestarias. Así, se observa el aumento de la cantidad monetaria destinada a los espías, 10 millones más en dos años y 50 reservados para fondos especiales.

En el polo contrario a la transparencia gala está es oscurantismo norteamericano. Aunque el Gobierno de Bill Clinton reconoció en 1994 que el presupuesto destinado a Langley rondaba los 24.000 millones de dólares, nadie ha vuelto a decir nada al respecto hasta las distintas revelaciones de secretos de Edward Snowden. El ‘black budget’ fue desvelado el pasado año por este ex miembro de la inteligencia quien aseguró que era de 14,7 millones de euros.

A caballo entre la transparencia de Francia y el secretismo de Estados Unidos, vuelven a coincidir España y Alemania. Ambos países explican el dinero total que destinan pero sin desglosarlo: solo el dato total y algún pequeño detalle. Ha sido justo esta semana cuando el Ejecutivo de Mariano Rajoy anunciaba un aumento del 9,7% del presupuesto destinado al CNI.

Para 2015, la partida pasa de los 203,99 millones de euros, a los 223,69 millones de euros, es decir, 19,8 millones más para gastos reservados. El aumento presupuestario no afecta al personal (167,7), pero sí crecen los "gastos corrientes en bienes y servicios, hasta los 46,4 millones", y un 60% las inversiones reales, que alcanzan los 9,25 millones de euros. El incremento se centra en los medios materiales, entre ellos, el tecnológico. 

Este aumento presupuestario es un espaldarazo a Félix Sanz Roldán, a quien Soraya Sáez de Santamaría ha reelegido como director, a pesar de estar nombrado por Zapatero. 

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