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España

El BCE ya ha comprado más de 100.000 millones de euros de deuda española e italiana

En agosto de 2011, el Banco Central Europeo (BCE) empezó a adquirir sistemáticamente deuda periférica, sobre todo italiana y española. Desde entonces, el BCE ya ha comprado más de 100.000 millones de euros en bonos de ambos países. Por lo tanto, contrariamente a lo que se piensa -Rubalcaba o Felipe González, por citar dos nombres, pidieron durante la campaña al Banco Central que actuase-, la labor del supervisor radicado en Fráncfort ha sido mucho más activa.

La cantidad total de deuda pública asumida por el BCE supera los 250.000 millones de euros. Casi la mitad de los activos adquiridos corresponde a bonos españoles e italianos. El BCE, con esta medida, pretendía detener el aumento en los costes de endeudamiento de Madrid y Roma, algo que no se ha conseguido.

El Banco Central, que empezó a comprar deuda con Trichet y siguió haciéndolo con Draghi, siempre afirma que esta salida es solo un ejercicio temporal, algo que concluirá cuando los Gobiernos de la UE pongan en funcionamiento el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Con el FEEF en marcha, el BCE no necesitaría adquirir tales emisiones.

Sin embargo, si España e Italia siguen los pasos de Grecia, Portugal, e Irlanda, intervenidos de facto, el fondo de estabilidad europeo sería insuficiente. Por eso el FMI ha ofrecido sus líneas de crédito preventivo para ayudar a Europa, concretamente a las “economías fuertes” que “tengan problemas de liquidez temporal”.

Como ya adelantó Vozpópuli, si se cierran los mercados de capitales, Italia y España pueden llegar a recibir del FEEF, siempre y cuando lo soliciten, hasta 320.000 millones de euros. Sin el FEEF y el FMI, el balance del BCE se expandiría y, a la larga, se haría insostenible. No obstante, lo más preocupante ahora es que la estrategia de comprar bonos del Estado no ha tenido éxito.

El diferencial entre la deuda alemana y las de España e Italia ha seguido disparándose. Se trata de un serio aviso al posible programa de compras por parte del fondo de estabilidad. Al final, el prestamista de última instancia acabaría siendo el FMI.


 

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