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España

Botella reincide con los proveedores y ya acumula un tercio de la deuda nacional

El servicio de limpieza del Ayuntamiento de Madrid opera en un túnel, tras un accidente.

Remendado el roto, pervive el descosido. El Ministerio de Hacienda acordó con el ICO y una veintena de entidades financieras hace casi un año un plan de pago a proveedores por alrededor de 30.000 millones de euros que permitiera a las Administraciones Públicas más morosas hacer frente a las deudas. Muchos municipios y regiones aprovecharon así para liquidar el pasivo que tenían hasta el 31 de diciembre de 2011 y poner el contador a cero. Pero en lugar de eso los impagos han vuelto a aflorar, hasta el punto de que la deuda por la prestación de servicios alcanzaba los 1.500 millones de euros en toda España hasta diciembre pasado.

Un tercio de esa deuda creciente prácticamente corresponde al Ayuntamiento de Madrid, una pesadilla de Consistorio para las empresas contratadas para la limpieza viaria, el servicio de jardinería, la recogida de basuras o el mantenimiento del mobiliario urbano, por citar algunas labores indispensables para cualquier ciudad. Ana Botella ha vuelto a las andadas de su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón, y adeuda a los proveedores cerca de 500 millones de euros, una tercera parte de lo que actualmente deben el resto de ayuntamientos y comunidades autónomas.

Tradicionalmente, Cibeles ha sido un mal pagador, recuerdan no pocos empresarios consultados vinculados a la administración. Nada que ver con el de Barcelona, que suele abonar los servicios nunca más tarde del mes. De hecho, Botella ha alcanzado el techo de deuda municipal de Gallardóncon retrasos que parten del verano de 2012 –cuando culminó el plan de pago de Hacienda- y rozan ya los ocho meses.

La morosidad rampante delata que el Ayuntamiento de Madrid, que arrastra una deuda general de más de 7.000 millones frente a los 4.000 que maneja de presupuesto para 2013, pero también muchos otros como los de Jerez o Parla, no se han aplicado tras el socorro de la línea de financiación ideada por el equipo de Cristóbal Montoro, quizás, precisamente, por la abultada deuda que encaran, incluidos los próximos vencimientos.

En este sentido, el cabreo de las empresas ante los impagos está provocando que los proveedores no acudan a los concursos. En la capital, sindicatos y patronal recuerdan que recientemente han quedado cuatro de ellos desiertos, siendo el más flagrante el concurso para la recogida de basuras, valorado en más de 500 millones de euros. Fuentes patronales denunciaron a este medio la semana pasada que obtener el servicio con una oferta decente hubiera supuesto a cualquier empresa perder unos 30 millones anuales.

Hacienda parece haberse hecho eco del asunto y ultima un segundo plan de proveedores. En ese plan puede quedar manifiesta la tendencia de algunas localidades a incurrir en un defecto más grave de lo que parece, ya que acarrea paro, mala gestión y malestar social. 

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