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España

Aragón aprueba su propia Ley de Lenguas con dotación presupuestaria

El BOE de este lunes publicaba la Ley de Lenguas de Aragón desarrollada al amparo del nuevo estatuto de autonomía del 2007. Dicha ley establece todo un despliegue con cargo al presupuesto. Se podría haber optado por respetar el catalán hablado en la franja de la misma manera que ocurre con el euskera en Navarra, pero el gobierno de Luisa Fernanda Rudi ha querido llegar más lejos para defender las lenguas propias de Aragón. 

“Aragón tiene como propias, originales e históricas las lenguas aragonesas, con sus modalidades lingüísticas de uso predominante en las áreas septentrional y oriental” reza la exposición de motivos. 

No es un brindis al sol. La ley tiene consecuencias. Dichas “modalidades lingüísticas” se enseñarán en la escuela, se formará a profesores, se editarán libros, se contratarán traductores para los juzgados e instituciones públicas, se fomentará en los medios de comunicación públicos y en los privados se establecerán cuotas. Además, los consistorios podrán cambiar la denominación de sus ayuntamientos y calles y las personas físicas podrán modificar su nombre. Los ‘Javier’ por ejemplo, podrán ir al registro para llamarse ‘Chabier’. 

El gobierno regional aportará "las partidas necesarias"

Por supuesto, habrá un ‘Gran Hermano’ que vigilará la normalización del aragonés y que asesorará a los poderes públicos. La Academia de la Lengua Aragonesa decidirá por ejemplo si hay que multar por no rotular los comercios en los “usos lingüísticos propios” y en qué municipios. En ocho meses estará formado ese nuevo organismo prescindible formado por cinco miembros nombrados por el gobierno de Aragón y otros cinco por las Cortes. Lo peor es que la broma no sale gratis. La disposición adicional cuarta establece que “el Gobierno de Aragón consignará las partidas necesarias para poner en marcha la presente ley”. 

Y a todo esto, ¿existe tal “modalidad lingüística propia”? Por supuesto. Cada pueblo ha desarrollado sus propios usos y costumbres y establecido pequeñas variantes populares del castellano. Por ejemplo, la gente en Aragón no se muere, la ‘espicha’. El que te cae mal, te estomaga; las cosas no se caen, se ‘escoñan’. Los jóvenes son mozos y las mozas ordenadas y limpias son ‘coscadicas’. Uno no se moja hasta los huesos, ‘se chipia’: ‘mi chipiau’. La gente no te arremete, ‘techa´n viaje’. Echar una cabezadita es ‘siestiar’. Los aviones no tienen accidentes, se ‘escogorcian’. Los aragoneses no hacen de vientre, ‘esmuñecan’. Y así. Hasta hay quien han editado diccionarios castellano-aragonés y ya van por la tercera edición. 

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