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El Ayuntamiento de Madrid califica de "fabulación" el 'botellón' en el Madrid Arena

La línea de defensa del Ayuntamiento en la tragedia del Madrid Arena gravita desde hace semanas en torno a un guión aprendido por todo el equipo de Gobierno al dedillo: achacar la responsabilidad principal de las cinco muertes a Diviertt, la empresa del promotor Miguel Ángel Flores organizadora del Thriller Music Park, por el exceso de aforo; culpabilizar en menor medida a las firmas Kontrol 34 y Seguriber, contratadas para velar por la seguridad de los asistentes; y librarse finalmente de toda imputación basándose en un cumplimiento de la legalidad que está por ver. Sin embargo, la última pirueta argumental del Consistorio contradice su versión sostenida hasta hoy: según un recurso incorporado al sumario del caso, el Ayuntamiento niega ahora que se celebrase un botellón en los alrededores del recinto.

“Otra de las fabulaciones del señor Flores consiste en señalar botellones próximos como fuente de las riadas humanas que hacia las tres de la mañana invaden el recinto e intentan acceder al edificio provocando un choque de masas”, reza el escrito. Numerosos testigos consultados por medios de omunicación y citados por la Policía Municipal en su propio informe que hizo público el Ayuntamiento en su web reconocen que sí tuvo lugar el botellón junto al Madrid Arena. De hecho, el propio Ayuntamiento tampoco lo había negado tajantemente hasta el momento. 

Lo máximo que se había escuchado hasta ahora por boca de portavoces municipales fue durante la pasada comisión de investigación, cuando el delegado de Economía, Enrique Núñez, cuestionó la existencia del mismo. "Habla de botellón y se hacen palabras de ley las declaraciones de un imputado [Miguel Ángel Flores]”, dijo Núñez. “Ha venido aquí a tomarnos el pelo”, le espetó entonces el portavoz de UPyD en la comisión, David Ortega.

El Ayuntamiento niega la congregación, pero los agentes aseguraron haberla alejado "40 o 50 metros".

El Ayuntamiento niega ahora la mayor y sitúa la congregación juvenil muy lejos del pabellón. “La reunión de jóvenes (impropiamente llamada “botellón”) más próxima al Madrid Arena era la situada en las inmediaciones del Lago de la Casa de Campo, a una distancia media de un kilómetro de dicho recinto. Por otra parte y como se ha visto, nunca hubo aglomeraciones de jóvenes en las inmediaciones de las puertas de entrada al recinto, al ser impedidas en la puerta principal por la eficaz y constante acción de la Policía Municipal”.

Este cuerpo policial depende del Área de Medio Ambiente, Seguridad y Movilidad, departamento a cargo de Antonio De Guindos, cuyo hermano Luis es el actual ministro de Economía. En los días posteriores a la tragedia, el Ayuntamiento colgó en su web varios informes en un ejercicio de transparencia. Uno de ellos recogía la versión de la Policía Municipal y en él se reconoce la existencia del botellón e, incluso, se dice que fue tímidamente alejado sin llegar a ser disuelto. “Se despejó el acceso sin problemas y se alejó a los jóvenes a una distancia de unos 40 o 50 metros de la puerta”. En otro párrafo, se cuenta que el consistorio movilizó la noche del 31 de octubre a 54 agentes, pero solo 18 se encontraban cerca del Madrid Arena.

Hasta ahora, lo máximo que se había escuchado por boca de portavoces municipales fue la duda sobre el botellón.

La actuación del Ayuntamiento en los minutos siguientes a la avalancha no deja en muy buen lugar al área que compete a De Guindos. En total, fueron movilizados 42 efectivos municipales frente a 120 policías nacionales. Es decir, que la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, hizo trabajar a tres veces más policías que los que envió Botella.

Para apuntalar la contradicción del Ayuntamiento, el 6 de noviembre Rafael Pastor, exdirector de seguridad de Madrid Espacios y Congresos –la empresa local que gestiona, entre otras instalaciones, el Madrid Arena-, plasmó en un informe la existencia de una “concentración de jóvenes escuchando música y bebiendo” en un ambiente que a él le pareció “normal”. Pastor es uno de los pocos altos cargos cesados tras el trágico macrofestival de música electrónica. 

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