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España

España no está para Juegos

Botella y Gallardón se funden en un abrazo.

Poco importará que la capital de España se imponga en Buenos Aires el próximo 7 de septiembre en la carrera para organizar los Juegos Olímpicos de 2020: Madrid perderá sí o sí. Ya ha perdido de hecho: ¿quién garantiza, por ejemplo, un uso sostenido y rentable de la Caja Mágica, mamotreto espectacular que terminó costando más de 300 millones, en los siete años que faltan para la cita deportiva si Madrid vence? Nadie. “Desde luego, como no se amortizará el pabellón es sin Juegos”, contestan, siempre al alimón, los miembros de la candidatura cuando se les pregunta, “¡por eso tenemos que apoyar todos a Madrid 2020!”. Acabáramos.

Cuesta encarar la triste realidad a la que se enfrenta Madrid: antes que desorbitada sede olímpica, la Caja Mágica quizás debería ser objeto de demolición a cargo de aquel grupo de la ‘movida’ madrileña llamado Derribos Arias: Si usted quiere dinamitar el suelo / que pisa su peor enemigo / ahora es muy fácil de conseguir / y a muy ajustados precios.

La Caja Mágica, The Magic Box, es solo un apeadero de ese ferrocarril sin viajeros que es la carrera olímpica. No es ocioso recordar que el presupuesto estimado para su construcción no rebasaba los 150 kilos. Se supone, afirma el Ayuntamiento, redunda el COI, que faltan 2.000 millones de euros para que la apuesta salga redonda. ¿De verdad alguien cree que apoquinando esa cantidad todo terminará felizmente en 2020? Sigan haciendo memoria de sobrecostes: la M-30 iba a costar menos de 2.000 millones y terminó superando los 8.000; otros 500 por la remodelación y el traslado del Consistorio del modesto Palacio de la Villa al suntuoso Palacio de Cibeles; desbocados gastos de personal hasta 2010; las obras de Madrid Río… ¿Cuánto dicen que falta?

Ese es el espejo del Madrid actual, coto de caza de las constructoras ladrilleras heredado del Señor de la Deuda, Don Alberto Ruiz-Gallardón, actual responsable de la Justicia que se imparte a los españoles y alcalde de la capital entre 2003 y 2011. A su vera campaba la hoy alcaldesa, Ana Botella, a la que aupó a la cúspide municipal tras su escapada hacia la Moncloa y con pacto secreto con José María Aznar mediante, lo que equivale a decir que la señora no es en absoluto ajena a la presente coyuntura por la que atraviesa Madrid y España. 

¿Y cuánto derrochó el Ayuntamiento en los intentos fallidos de 2012 y 2016? Entrampado en un laberinto de fundaciones y aportaciones público-privadas, el caudal vertido se desconoce. Eso sí, en los medios aparecen de vez en cuando escandalosas pildoritas, como los 140.000 euros que largó el lobby de Madrid 16 a una fundación vinculada a Nóos. Cualquier gasto es poco, con tal de salvar las cuentas de resultados del capitalismo castizo de los Florentinos.  

Apoyar o no Madrid 2020 se asemeja cada día más a la question algérienne para la Francia de posguerra: ¿quién se baja del barco? Resulta que cada vez son más: UPyD abiertamente, IU (muy) tímidamente, parece que poco a poco los ecologistas de Equo… Incluso una nutrida base del PSOE madrileño, ajado por disputas interminables, se posiciona gradual y silenciosamente del lado de los del “no”, aunque nunca se les oirá alzar la voz. Por cierto, ¿quién ha ungido al Comité Olímpico Internacional del don de la divinidad? COI, Salt Lake City, lobbies, despilfarros, crisis y Gallardón, todos a una en pos de la máxima del Barón de Coubertin.

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