Quantcast

España

¿Rubalcaba al quirófano? Alarma en el Gobierno ante el posible hundimiento electoral del PSOE

La candidata socialista a las europeas, Elena Valenciano, ha comentado en campaña que el invento de la gran coalición PP-PSOE “es cosa del Ibex”, como si las grandes empresas que integran el selectivo fueran las únicas que ven con inquietud el panorama que puede abrirse en la próxima legislatura, con un Parlamento altamente fragmentado, en el caso de que los dos principales partidos no alcancen una alianza de Gobierno. En realidad, la apuesta por esta gran coalición no solo se ha escuchado en boca del expresidente Felipe González o de importantes financieros y empresarios, sino también de algunos ministros, entre ellos algunos que tienen hilo directo con Mariano Rajoy.

Rajoy y Rubalcaba hablan a menudo, unas veces por teléfono y otras en La Moncloa, en una relación de mutua confianza

Tenemos que mimar mucho a Rubalcaba”, confesaba hace tan solo un mes uno de estos ministros, alarmado ante la posibilidad de que el líder socialista pueda “entrar en quirófano” como consecuencia de los resultados electorales de este domingo. Y es que, pese a las apariencias que reflejan los enfrentamientos entre el presidente y el líder de la oposición en sus periódicos duelos parlamentarios, ambos hablan a menudo, unas veces por teléfono y otras en La Moncloa, para resolver aspectos puntuales o abordar asuntos de Estado como el de Cataluña o el de la crisis de la Monarquía. Rubalcaba es químico de formación y no le desagrada en absoluto intercambiar opiniones con Rajoy, con sus ministros, en particular los del área económica, o con el Rey Juan Carlos sobre los temas más calientes de la actualidad. Lo mismo hace a menudo con relevantes empresarios y financieros y también con algunos exdirigentes del PP que le guardan una cierta estima.

“No veo al presidente o a algunos ministros, como ahora hacen con Rubalcaba, telefoneando a Eduardo Madina o a Carmen Chacón para buscar desde la confianza una complicidad en determinados asuntos de Estado”, confiesa un alto cargo del Gobierno. Esta es una opinión fácilmente extensible a la mayoría de los integrantes del Gabinete de Rajoy. Uno de los ministros del núcleo político, cuenta de forma sencilla la realidad: “Estamos encantados con Rubalcaba, el primero Mariano. Las demás alternativas que se manejan para su sucesión, serían un desastre para todos, también para el PSOE”.

Ante un fin de ciclo

En el análisis que en el Gobierno se hace desde fuera sobre la crisis socialista entran varios ángulos: el de la desconexión del PSOE con la calle y el del fortalecimiento acelerado a su izquierda de algunas formaciones, la principal de ellas liderada por Cayo Lara. “Estamos viviendo un fin de ciclo y se han perdido las formas en que los viejos de la política valoran la realidad. Este es un momento muy convulso porque lo que se reclama desde la calle es tan simple que no tiene respuestas. Y esto perjudica, sobre todo, al PSOE, mucho más que al PP, pues no puede defender que no haya bancos, que se nacionalicen todos o que todos los ciudadanos accedan a una vivienda aunque sea gratis”, reflexiona el mismo miembro del Consejo de Ministros.

El PSOE está muerto”, asegura el representante de una alta institución del Estado al razonar también sobre los espacios electorales que, poco a poco, le están comiendo al PSOE la llamada Izquierda Plural u otros grupos de momento minoritarios como Podemos o Los Pueblos Deciden, que compiten por primera vez con los socialistas en estas elecciones. Algunos de ellos están recogiendo con tres años de retraso la cosecha del 15-M, sembrando por separado un frente crítico alimentado por la forma en que los socialistas tienen de actuar en la oposición, que puede acabar quitándoles este domingo más de medio millón de votos, claves para acelerar el entierro de Rubalcaba como líder de su partido.

A la izquierda del PSOE se está recogiendo, tres años después, la cosecha del 15-M

El sepelio se considera inevitable en la dirección del PSOE si se queda estancado en el 28% de los apoyos electorales que consiguió, con Rubalcaba como cabeza de cartel, en las últimas elecciones generales, el suelo más bajo de su historia. En este supuesto, solo la alta abstención podría servir de asidero a Elena Valenciano para justificar tan magros resultados. “Si hay una abstención por encima del 60% sería un fracaso de todos”, dijo este viernes poniéndose la venda antes de la herida.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.