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Internacional

Completando el 'puzzle' de la democracia israelí: los perfiles de la oposición

En la anterior entrega se hizo hincapié en que, más allá de las diferencias programáticas, prácticamente la totalidad del espectro político de Israel se define sionista. Y este hecho es debido a que el sionismo constituye el movimiento de liberación nacional hebreo, cuyo objetivo de crear una patria se volvió una necesidad indiscutible tras el Holocausto. La legitimidad de Israel y el derecho del mismo a recibir inmigrantes judíos que -por convicción o persecución- decidan radicarse allí son su esencia. No es pues un movimiento de izquierda, centro o derecha, sino que abarca corrientes ideológicas tanto socialistas como conservadoras, tanto laicas como religiosas.

Tras las últimas elecciones, que desembocaron en la conformación de una coalición de 68 parlamentarios sobre 120, Bibi Netaniahu mantuvo su cargo de primer ministro encabezando una alianza de cinco partidos. La oposición quedó conformada por Avodá (Laborismo, social-demócrata), Meretz (socialismo), Jadash (comunismo), Iahadut Hatorá , Shas (religiosos) y los partidos étnicos árabes.

Avodá obtuvo 13 bancas, muy por debajo de las expectativas de su nueva líder, la activista social Shely Iejimovich. Hasta 1976, cuando triunfó Menajem Beguin (quien firmó la paz con Egipto), este partido tuvo el monopolio del gobierno desde la independencia nacional en 1948. Su ideología es de centro-izquierda, está afiliado a la Internacional Socialista (IS), y fue fundado en 1930 por David Ben Gurión con el nombre de Mapai.

La creación de comunidades rurales que desarrollan la agricultura y poseen fábricas propias es una característica original del modelo de desarrollo israelí. Ha sido un ejemplo inspirador para numerosos socialistas y marxistas del mundo

La creación de comunidades rurales (kibutz y moshav) que desarrollan la agricultura y poseen fábricas propias, en contraposición a la existencia de latifundios privados como en otras naciones, es una característica original del modelo de desarrollo israelí. Ha sido un ejemplo inspirador para numerosos socialistas y marxistas del mundo, destacándose que cientos de activistas políticos europeos y latinoamericanos han vivido y trabajado en ellos para comprender la experiencia. Claro que el sistema israelí funcionó siempre en un marco totalmente democrático, muy alejado de los opresivos koljóssoviéticos. Según escribió Joan Cañete Bayle (Días de filias y fobias, 2006) “… no es muy conocido que unos 8.000 judíos fueron brigadistas internacionales durante la guerra civil española, en la que defendieron la Segunda República en nombre del socialismo y el comunismo y en contra del fascismo. Para la izquierda, judaísmo y sionismo -convertidos en sinónimos- significaban antifascismo. A ello se le unió el movimiento colectivista de los kibutz, que parecía la plasmación en la tierra prometida de la utopía socialista”.

Entre los más destacados dirigentes laboristas se cuentan Golda Meir, Moshé Dayán, Itzjak Rabin, Ehud Barak y el actual Presidente Simón Peres. En relación al pueblo palestino se acepta la creación de un estado independiente junto a Israel, en la mayor parte de Cisjordania y la totalidad de Gaza, desmilitarizado, y permaneciendo bajo control hebreo los principales asentamientos y zonas de valor estratégico.

La ideología de Meretz es de izquierda laica, sionista y pacifista. Sus posturas en relación al diálogo con los palestinos le ha restado muchos votos, en un país donde los temas sociales no son prioritarios en la agenda política

Meretz fue fundado en 1992 y su ideología es de izquierda laica, sionista y pacifista. En las elecciones de 2013 duplicó su bancada anterior, logrando seis escaños. Sus posturas “paloma” en relación al diálogo con los palestinos le ha restado muchos votos, en un país donde los temas sociales aún están muy por detrás de la seguridad nacional en la agenda política.

Los partidos árabe-israelíes defienden la autonomía musulmana

Jadash es el viejo Partido Comunista israelí más algunos grupos aliados. Fundado en 1977, su base electoral son tanto judíos como árabes israelíes. Apoya la creación de un estado palestino respetando la frontera de 1967 (línea verde) y sugiere el abandono de todas las poblaciones creadas en los territorios disputados por ambas partes.

Shas y Iahadut Hatorá son los partidos haredim (ultraortodoxos), representando respectivamente a los judíos sefaradíes y ashkenazíes. Ambos priorizan el estudio de la Torá (Biblia) en las yeshivot (academias religiosas) frente a las demás obligaciones ciudadanas. Su posición más polémica es la negativa a cumplir el servicio militar obligatorio. Justamente este hecho –y no por supuesto su nivel de observancia religiosa- es lo que les vale un gran rechazo en la sociedad israelí. Por exigencia de Yair Lapid y Naftalí Benett, líderes de los partidos Yesh Atid y Habait Haieudí (31 bancas en conjunto), Netaniahu se vio obligado a prescindir de ellos en el actual gobierno, y ya se está viendo cómo instrumentar su ingreso a filas del Tzahal.

Los partidos árabe-israelíes defienden la autonomía cultural y religiosa de la población musulmana y generalmente apoyan las posiciones de los palestinos en relación a un acuerdo.

Del vital espectro político de Israel surge cristalino el hecho de que el pluralismo democrático no debilita a una nación, sino que la fortalece. Basta con comparar la situación de las dictaduras regionales como Siria, Irán o Arabia Saudita para entender que sólo en libertad un país garantiza su estabilidad y fortaleza.

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