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Internacional

Los votantes en Países Bajos apuestan por Europa y se alejan de los extremos políticos

El líder laborista Diederik Samsom (dcha) ejerce su derecho al voto junto a sus hijos.

El partido liberal de derechas (VVD) del primer ministro holandés, Mark Rutte, logró este miércoles la victoria en las elecciones legislativas con 41 escaños frente a los 39 de los laboristas del PvdA, según los resultados parciales publicados por la agencia ANP. Con el 27 por ciento de los votos escrutados, los partidos euroescépticos tanto de derecha como de izquierda son los grandes perdedores de la noche y Rutte queda en disposición de volver a formar un gobierno de coalición.

El resultado "es un empujón para seguir con nuestra política en materia de seguridad, de inmigración, y seguir con el curso político de los últimos dos años", afirmó Rutte después de que se conocieran los datos que le dan la victoria electoral.

Los datos provisionales del escrutinio afianzan la victoria del VVD que ya avanzaban los sondeos a pie de urna y que pronosticaban sin embargo un resultado más ajustado entre las dos grandes fuerzas, con sólo un escaño de diferencia. Liberales y laboristas han conseguido capitalizar el voto de otras formaciones más pequeñas como los democristianos y los verdes para crecer con fuerza con respecto a los anteriores comicios, celebrados en 2010.

El VVD obtiene 10 escaños más que los obtenidos en esa fecha y el PvdA sube 9, cifras que les darían juntos 80 asientos en un Parlamento de 150. Para la mayoría de analistas, las dos formaciones están llamadas a ponerse de acuerdo para formar un nuevo Ejecutivo, cuya composición sería extremadamente compleja en caso contrario.

Con esos primeros resultados, el líder laborista, Diederik Samsom, se mostró dispuesto a apoyar una coalición estable "siempre y cuando los resultados electorales se traduzcan en un programa de Gobierno".

La victoria del VVD y los buenos resultados del PvdA -que es con claridad la fuerza más votada en Amsterdam- son un triunfo del europeísmo más tradicional, frente al discurso abiertamente contrario al euro de otras fuerzas.

 

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