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Internacional

"La Historia me absolverá"

"Pronto seremos como todos los demás, a todos nos llegara nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos". Así se despedía Fidel Castro del pueblo cubano, el pasado mes de abril, en su último discurso ante la nación. Castro reaparecía con su sempiterno chandal azul para recordarle al mundo que seguía vivo "aunque pronto cumpliré 90 años". Su capacidad de oratoria seguía intacta. 

Fidel Castro era capaz de pronunciar discursos ininterrumpidos durante horas. Era Castro, el  orador incansable, Castro creador y señor de la escuela de la retórica revolucionaria, Castro el torrente de la oratoria antiimperialista. Ni los historiadores saben con exactitud la cantidad de discursos que pronunció hasta que enfermó en 2006. Algunos de sus biógrafos se atreven a atribuirle 2.500. Muchos se prologaron más de cinco horas sin descanso, que los cubanos aguantaban estoicamente ante un Castro en pie que no daba señales de cansancio. Con el tiempo y la enfermedad, el comandante cambió los discursos por las reflexiones escritas. Cada vez más breves, cada vez mas dispersas también.

Para la historia quedarán algunas de sus frases más célebres: "condenadme, no me importa, la historia me absolverá". Corría octubre  de 1953 y este era su alegato de autodefensa después del frustrado asalto al Cuartel Moncada. Un fracaso militar que lo llevó a prisión, a la amnistía y a Méjico.

Fue allí, en Méjico, donde  Fidel Castro conoció a  Ernesto Che Guevara y junto a él,  Camilo Cienfuegos y otros 82 jóvenes intentaron cambiar la historia de Latinoamérica. LLegaron a Cuba a bordo del yate Granma con la intención de invadir la isla en una acción militar sincronizada. Fue allí donde Fidel aseguró: "Si salimos, llegamos, si llegamos, entramos y si entramos triunfamos".

De esos años son también sus célebres frases:"No he sido nunca ni soy comunista, si lo fuese tendría valor suficiente para proclamarlo" (mayo de 1958). "Cuando esta guerra se acabe, empezará para mi una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos (EEUU). Me doy cuenta de que ese va a ser mi destino verdadero" (5 de junio de 1958, carta a Celia Sánchez desde la Sierra Maestra).

El 1 de enero de 1959 se proclama el triunfo de la revolución cubana y Fidel Castro desde el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba asegura: "ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas, esta vez si que es la revolución".

El 8 de enero de 1976 entra en La Habana, el 16 de febrero es nombrado primer ministro y unos meses después, el 3 de diciembre es elegido presidente de los Consejos de Estado y de ministros de la República de Cuba, cargo que retuvo hasta febrero de 2008. Durante su largo mandato se sucedieron los enfrentamientos políticos e ideológicos con Estados Unidos. Ante el bloqueo y el embargo, Castro pronunciaba frases como "Jamas me jubilaré de la política, de la revolución o de las ideas que tengo. El poder es una esclavitud y yo soy su esclavo" (septiembre de 1991). O "Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de la vida" (6 de marzo de 2003)

El 31 de julio de 2006 fidel Castro cedía el poder a su hermano Raúl y un día después sorprendía al mundo con esta frase "Debido a los planes del imperio, mi estado de salud se convierte en secreto de estado". Desde ese momento los rumores sobre la hipotética muerte de Fidel Castro no han cesado. Rumores siempre infundados con más o menos recorrido. Hasta hoy, una década después. 

En estos últimos 10 años ha habido muchas versiones del líder cubano. El que dijo en 2010 que "el modelo cubano ya no funciona. ni siquiera para nosotros" o el que "felicitaba al compañero Raúl por su brillante desempeño", en 2013 cuando Raul Castro y Barack Obama se estrechaban las mano en el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica.

Cuando se produjo el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos Castro aseguró: "No confío en la política de Estados Unidos, ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos un rechazo a una solución pacifica de los conflictos". 

Días después de la visita de Obama a Cuba el pasado mes de marzo, Castro escribió una carta al mandatario estadounidense: "No necesitamos que el imperio nos regale nada". Solo unos días después reapareció ante la nación para defender ardientemente el comunismo en un discurso el que también hablo de su muerte. 

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