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Internacional

El director de Charlie Hebdo: “Ante el terrorismo, hay que responder con la palabra y la razón. Nunca vencerán”

Una portada del semanario 'Charlie Hebdo'

¿Qué pasa cuando la libertad de expresión que garantiza un medio de comunicación en una sociedad democrática decide explicar con humor la llegada al poder de los islamistas en un país árabe? Un grupo de tres terroristas islamistas dieron este miércoles respuesta a esta pregunta con la muerte, en pleno centro de París, sin piedad y disparando indiscriminadamente, en una terrible escena en el distrito número once, a las once de la mañana. 

“Los terroristas islamistas no entienden nuestros valores democráticos, nuestra organización social y nuestros valores, por lo que responden con la muerte a nuestros dibujos y a nuestras palabras. Nunca nos vencerán”, comentaba Stéphane Charbonnier, director de Charlie Hebdo, dos años antes de que cayera asesinado a manos de los terroristas a quienes desafiaba. 

Defensa de la democracia 

Defendía la palabra como arma de crítica social capaz de despertar las conciencias en una sociedad democrática. El atentado de ayer demuestra que el terror está en nuestras calles, en las esquinas de nuestras ciudades, y que hoy más que nunca es necesario hacerle frente con las armas de la democracia: la justicia y el Estado de Derecho. Los periodistas y los policías que murieron asesinados ya no volverán, pero la victoria pertenece a los millones de europeos de bien que se encargarán de mantener vivo el recuerdo de aquellas palabras de Charbonnier. 

Lejos de amedrentarse y pese a las múltiples protestas y amenazas recibidas, 'Charb' volvió a la carga el pasado otoño con 'Sharia hebdo', un número que desató la furia del islam radical

A la pregunta que encabeza esta información, Charbonnier contestaba que “ante el terrorismo hay que responder con más sarcasmo, con más crítica, con más palabras y con la razón que nos da el saber que nuestra sociedad ha sido capaz de construir una democracia que garantiza las libertades frente al totalitarismo que defienden los que se expresan con la muerte y con las armas”. Lo decía tomando un té verde bien caliente, y mirando el cielo de París con aquellas gafas de pasta que le daban un inconfundible aire de enfant terrible, siempre muy crítico con la sociedad que le rodeaba y no solo con los islamistas. 

Periodista con protección policial 

Charbonnier, conocido con el apodo de "Charb", se atrevió a publicar hace dos años, antes que otros medios europeos que sólo replicaron su portada, una sátira burlesca de la apropiación que de la figura de Mahoma trataban de hacer los islamistas de Al Qaeda, la organización terrorista que ha masacrado a miles de personas en todo el mundo, desde los terribles atentados de Nueva York, Madrid y Londres, entre otros. Lejos de amedrentarse y pese a las múltiples protestas y amenazas recibidas, Charb volvió a la carga el pasado otoño con 'Sharia hebdo', un número que desató la furia del islam radical. 

Desde entonces vivía con un agente pegado a la espalda y con seguridad policial a las puertas del semanario. Una protección que se ha demostrado insuficiente para impedir los 12 asesinatos de ayer en París. 

Cuando varios cócteles molotov destrozaron parte de los equipos informáticos de la redacción, Charb respondió afirmando que "Hemos propuesto a Mahoma convertirse en nuestro redactor jefe"

Charb amaba la libertad de expresión y conocía de cerca los enemigos que la acechan: la autocensura, los dueños del dinero, el fanatismo terrorista: “Los que tienen armas quieren imponer su ley, pero nosotros los periodistas debemos responderles con más libertad de expresión y más voluntad de seguir informando a través de nuestros medios, y eso a pesar de las amenazas y a pesar de que podamos perder publicidad y anunciantes. Por eso seguimos adelante, porque sabemos que los lectores de Charlie Hebdo defienden los valores que pregonamos y la importancia de una prensa libre y crítica”.  

Se mofaba de empresarios, de Mahoma y de Cristo 

Con esta idea, Charlie Hebdo se mofaba con sátira inteligente de políticos, de militares, de religiosos, de grandes empresarios, de Hollande, de Sarkozy, de Mahoma y de Cristo, entre muchos otros. La publicación llevaba cinco años desafiando al terrorismo en defensa de la libertad de expresión y de un modelo de democracia crítica. Y a finales de 2011 recibieron las primeras advertencias serias de grupos de islamistas radicales ubicados en París, que amenazaban con hacer explotar la redacción si seguían publicando portadas mofándose, por ejemplo, de la imposición de la sharia en países islamistas. 

Portadas históricas en la mente de muchos miles de franceses, como aquella que rezaba "Cien latigazos si no estáis muertos de risa", con caricatura de Mahoma incluida. Cuando varios cócteles molotov destrozaron parte de los equipos informáticos dejando casi inservible la redacción del semanario, Charb respondió afirmando que "Hemos propuesto a Mahoma convertirse en nuestro redactor jefe para ofrecer nuestro punto de vista tras la victoria del partido islamista Ennahda en Túnez". Para Charbonnier, los agresores eran "un grupo de delincuentes y de violentos motivados por el odio y el desconocimiento".

Ayer, 10 periodistas perdieron sus vidas violentamente, pero su memoria, su defensa de la libertad de expresión y su visión de la democracia pervivirán entre todos nosotros. Hoy y siempre, todos somos Charlie Hebdo, porque la libertad siempre será más fuerte que la barbarie, que nunca podrá contra la fuerza moral de nuestros valores democráticos. 

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